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El gran impacto de la inteligencia artificial en las empresas

La inteligencia artificial en las empresas se abre paso, aunque su implantación todavía es muy escasa. Aporta beneficios en todos sus procesos, gracias en parte a su interrelación con nuevas innovaciones tecnológicas, como la realidad aumentada o el Internet de las cosas.

La inteligencia artificial (IA) se puede entender como la capacidad de las máquinas para realizar tareas que suelen necesitar la implicación de la inteligencia humana. En este sentido, la IA ha ayudado a reducir la jornada laboral. De este modo, una jornada laboral de los años 70 es completada ahora por un trabajador en tan solo hora y media. Así lo señala un estudio de Adecco Group Institute.

El crecimiento de la inteligencia artificial en las empresas

Aunque su presencia todavía es muy incipiente, la inteligencia artificial se va abriendo camino en todos los procesos empresariales. La consultora Gartner resalta en uno de sus últimos informes que en el año 2025 el uso de la IA estará muy extendido y liderará la inversión tecnológica de las empresas. Queda clara su importancia en las empresas y su papel hegemónico a corto y medio plazo.

Pero en realidad, la aplicación de la tecnología inteligente a la empresa no es algo nuevo. Se viene realizando desde siempre, aunque a distintas escalas, teniendo su base en la automatización de procesos de trabajo en fábricas. La clave de su implementación hoy es enseñar a esas máquinas a solucionar problemas y a tomar decisiones de forma más o menos autónoma. Para lograrlo, se basa en cuatro pilares:

  • Algoritmos genéticos. Similares a la secuencia de pasos con la que se forma el ADN.
  • Redes neuronales artificiales. Con nodos de conexión que simulan el cerebro humano.
  • Razonamiento lógico. Equiparable al pensamiento abstracto.
  • Búsqueda del estado solicitado. Eligiendo entre las distintas posibilidades, algo similar a las decisiones que debe evaluar un ajedrecista antes de hacer un movimiento.

Como es evidente, el desarrollo de esta tecnología es mucho más complejo que diseñar una serie de protocolos para el movimiento de una máquina en una cadena de producción al uso. De ahí que las aplicaciones para las distintas industrias sean también muy específicas. Esto ralentiza su implementación, porque no es tan sencillo como adquirir un nuevo robot o un vehículo de serie.

Por la importancia de su desarrollo, las posibilidades de utilización en cada sector son objeto de atención por parte de los directivos de las grandes corporaciones. Sin embargo, todavía no hay una estrategia decidida para su puesta en marcha en la mayoría de las empresas.

El impacto social de la IA en las empresas

Poco a poco se puede vislumbrar cómo será la empresa del futuro a medio plazo y cómo afectarán las nuevas tecnologías inteligentes al desempeño de sus trabajadores. Diseñar mejores estrategias, destacar sobre la competencia o conocer mejor a los clientes y a los propios productos son algunos de los beneficios. Nada desdeñable será el impacto en la vida de los empleados y en la reconfiguración del mercado laboral.

El impacto social de la inteligencia artificial en las empresas

Aumento de la productividad

El aumento del rendimiento de los trabajadores y de la capacidad productiva de las empresas parece ser el principal beneficio de la implantación de herramientas de inteligencia artificial. Enseñar a las máquinas a encargarse de los procesos rutinarios servirá para que los trabajadores puedan aprovechar mejor su tiempo.

Pero el gran beneficio que se espera de esta tecnología tiene que ver con la mejora en el desarrollo de estrategias empresariales. Sobre el terreno, las labores que más se relacionan con la IA son las del intercambio de información y el análisis de datos desestructurados. En menor medida, serán útiles en las destrezas manuales o en la resolución de problemas en tiempo real.

Mejora de la calidad de vida de los trabajadores

Como ya sucedió cuando comenzó la robotización de la industria, la IA permitirá a las personas desarrollar capacidades menos mecánicas. A largo plazo hará que cobren mayor importancia los factores emocionales, la creatividad, la intuición o la imaginación. En el desempeño de sus tareas, cada trabajador sentirá que aporta algo diferente al resto y se podrá sentir más valorado.

Mejor conocimiento de los clientes

La implantación de programas informáticos inteligentes servirá para dar mejores respuestas automatizadas a las demandas de los clientes. También serán útiles para conocerlos mejor y para diseñar estrategias de fidelización. Esto ya se está poniendo en práctica, por ejemplo, mediante los últimos sistemas de planificación de recursos empresariales, llamados ERP por sus siglas en inglés.

Mejor conocimiento de los propios productos

El análisis de grandes cantidades de datos que propicia la IA y sus distintas aplicaciones no solo permite gestionar un gran volumen de clientes, sino también de los productos que se les ofrecen. Conocer en profundidad todos los detalles de cada artículo, de su almacenamiento, distribución y venta es una ayuda esencial para las empresas del siglo XXI. La inteligencia artificial permitirá simplificar todos los procesos de control y gestión de los datos para brindar información relevante en tiempo real.

Influencia en el mercado laboral

Los expertos de recursos humanos creen que las nuevas tecnologías basadas en la IA no van a aumentar el desempleo. Lo que sí parece inevitable es que los trabajadores deberán actualizarse porque desaparecerán algunas ocupaciones y surgirán otras. Es decir, el número neto de puestos de trabajo seguirá siendo aproximadamente el mismo, lo que cambiará será el tipo de empleo. Así, la edad y la formación serán dos aspectos claves para encontrar trabajo, incluso más que en la actualidad.

El futuro de la inteligencia artificial en las empresas

Para imaginar hacia dónde evolucionará la IA es interesante prestar atención a cómo se está abordando su desarrollo por las grandes corporaciones de la informática. Por ejemplo, el gigante Microsoft desvelaba en 2018 cómo se posicionaba respecto a la IA y el aprendizaje automático. 

Hay que aclarar que el aprendizaje automático o machine learning es la rama de la inteligencia artificial que se encarga de estudiar la forma en la que las máquinas aprenden y de desarrollar las aplicaciones necesarias para ello. Algo en lo que Microsoft quiere seguir siendo líder.

Razonamiento, entendimiento e interacción

Las tres grandes áreas de la IA para empresas son el razonamiento, el entendimiento y la interacción. El razonamiento se utiliza en aplicaciones para extraer información relevante de los datos. El entendimiento se aplica a la interpretación de los datos que sirve, por ejemplo, para el reconocimiento facial de un usuario utilizando su fotografía almacenada en la nube. Esto ya lo está aplicando la multinacional Uber.

El aprendizaje automático es la rama de la IA que se encarga de estudiar la forma en la que las máquinas aprenden para así desarrollar las aplicaciones necesarias para ello

Por último, con la interacción se logra cambiar la forma en la que un usuario se relaciona con un dispositivo. Por ejemplo, en lugar de usar un teclado, se hace mediante la voz o los gestos. También esto se ha puesto en práctica con éxito en la compañía de transportes UPS, facilitando así el trabajo de sus operadores.

Inteligencia artificial y el Internet de las cosas

Estas aplicaciones de la IA, que ya son una realidad en empresas de servicios, señalan un camino de posibilidades que se añade a las ya conocidas en el entorno industrial. Pero a partir de ahí se abre todo un abanico de opciones estrechamente relacionadas.

El desarrollo de las nuevas tecnologías se hace palpable en los nuevos dispositivos, como los altavoces inteligentes, que ya han abierto un nuevo mercado liderado por Apple y Google. Estos dispositivos y todos los que conforman el concepto del Internet de las cosas pueden servir como enlaces entre empresas y clientes, creando nuevas interacciones y modelos de negocio, además de mejorar la atención al cliente.

Como se puede ver, el futuro se cuela en el ámbito de las empresas de todos los tamaños y sectores. La IA no es ciencia ficción; las máquinas ya pueden pensar y tomar decisiones. Su implementación puede no ser fácil, pero sí prometedora.

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