La pandemia ha abierto un momento único para replantear verdades consideradas infalibles. Una etapa de parón obligatorio que ha servido tanto para reiniciar las organizaciones como para mirar al futuro con algo más de aire. Y en el caso de España, los sectores llamados a dominar la generación de riqueza parece que habrán de hacer equilibrismos entre consolidar actividades tradicionales y una transformación casi impuesta por el entorno.