Tecnología, cambio social, nuevas expectativas. Estamos entrando en una etapa sin precedentes en las relaciones laborales. Pero esta vez, avanzar no depende solo de adaptarse: requiere un nuevo acuerdo. Un pacto con el futuro donde el cuidado de las personas sea un eje estratégico y no una opción.
En plena disrupción tecnológica, construir cultura organizativa será uno de los grandes desafíos de las empresas. Y los departamentos de Talento y Personas ya están llamados a liderar este proceso. Solo desde ahí será posible alinear propósito, productividad y bienestar.
El reto es enorme. Pero, paradójicamente, el contexto nunca fue tan favorable. Porque hoy, más que nunca, empresas y profesionales se necesitan mutuamente. Y lo que está en juego no es solo la eficiencia o la rentabilidad, sino la supervivencia compartida. Para lograrlo, necesitamos lo mejor de cada parte.