Desde que comenzara la crisis del coronavirus, los expertos han ido alertando de manera creciente de las consecuencias que las experiencias forzosas y altamente desagradables que nos han tocado vivir tienen en la salud emocional de las personas. En esa lucha, interna y externa, que hemos librado frente a una situación histórica, sólo la esperanza y el optimismo han servido de medicina en los momentos más duros.
Su credo es practicar el “ACTIVISMO POSITIVO”, para que las personas vean la realidad desde otra perspectiva y decidan actuar para el cambio, en vez de esperar.
La fusión de conocimientos (consultoría de imagen y comunicación, coaching, artes escénicas y psicología positiva), experiencias y situaciones personales, le permitió desarrollar una metodología propia: el método #MÍRATE, con el que consigue que las personas se cuestionen, mejoren su influencia, se comuniquen de forma más ágil y trabajen la positividad dentro de su autenticidad personal.
En el Método #Mírate, Vilallonga une las tres características más importantes en el camino de la mejora personal y profesional: la imagen externa, la expresión y la actitud.
En el ámbito empresarial, la positividad de un empleado no solo sirve de burladero cuando arrecian las crisis económicas, también como vector para el bienestar colectivo en los equipos de trabajo. Un ingrediente muchas veces difícil de encontrar entre los profesionales que se revaloriza con el tiempo, permitiendo a quien lo posee gestionar nuevas oportunidades en el ejercicio de la influencia efectiva dentro de la organización. Sin embargo, el positivismo también es posible desarrollarlo, transformando nuestra perspectiva y tomando partido actuando decididamente por el cambio.