Las políticas monetarias ultraexpansivas, junto al agravante de la guerra de Ucrania, han derivado en un incremento sin precedentes de los precios de productos y materias primas como la gasolina o el trigo, disparando la inflación hasta niveles no vistos en décadas.
Ante este escenario, los bancos centrales han replegado velas anunciando subidas de tipos, tanto en Estados Unidos como en Europa. Así, tras dos años haciendo frente a los efectos económicos derivados de la pandemia, los CFOs, tienen por delante ahora la compleja tarea de mitigar el impacto que la escalada de precios tiene en los resultados de la empresa.
Como líderes con visión estratégica, los directores financieros deben actuar teniendo en cuenta todo el ciclo empresarial y todo el abanico de partes interesadas. Junto al CEO, el CFO debe desarrollar un plan estratégico que permita capear con éxito el impacto de la inflación
y posicione a la empresa un nivel por encima en términos de resiliencia.