España es el segundo país más beneficiado por los fondos de reconstrucción de la Unión Europea con un paquete de ayudas de 200.000 millones de euros –alrededor 3% del PIB anual- de los cuales se prevé invertir 72.000 millones en los próximos tres ejercicios. La transformación digital contará con un 33% de los fondos que servirán como catalizador de la estrategia diseñada por el Ejecutivo para aumentar la competitividad de las empresas españolas.
En el ecosistema actual de evolución constante hacia nuevos paradigmas de mercado el tejido empresarial debe adaptarse a una situación desconocida a marchas forzadas, lo que ha obligado a las organizaciones a diseñar nuevas estrategias y repensar sus modelos de negocio.
Esta situación ha puesto de relieve las fortalezas y debilidades económicas, sociales y territoriales con respecto a la digitalización. Por un lado, la existencia de una infraestructura óptima ha facilitado que se pueda ganar en eficiencia mediante la integración de herramientas tecnológicas como la Inteligencia Artificial. En el reverso de la moneda, nos enfrentamos a desafíos importantes como la mejora en el capital humano o garantizar la accesibilidad de la transformación digital en las pymes. Un reto que marcará el impulso de la reconstrucción del futuro digital, el motor de la competitividad en España.