Imaginar cuáles serán las capacidades y habilidades que demandarán las empresas a sus empleados en los próximos años no es tarea fácil. Sin embargo, la gran revolución digital que está transformando el mundo a pasos agigantados permite ya anticipar profesiones y actividades que serán de gran impacto en el futuro más inmediato. Nuevas funciones en las que los conocimientos en matemática y ciencia serán imprescindibles al tiempo que aumentan su importancia el pensamiento racional y creativo.
Mejorar las competencias profesionales en estos ámbitos es un reto que deben afrontar conjuntamente los poderes públicos, universidades, empresas e instituciones educativas. Lograr avanzar por este camino mejorará no solo la calidad de vida de las personas, también el peso económico de España en el tablero internacional y la importancia estratégica de nuestras empresas. Esta transformación, en cualquier caso, debe estar guiada por los valores y principios éticos que demandan las sociedades avanzadas.
La formación, en este marco de cambio, juega un papel protagonista. La aplicación de las nuevas tecnologías para el desarrollo de métricas e indicadores que faciliten la toma de decisiones sobre la base del big data, abrirá las puertas a un nuevo ecosistema formativo vinculado al Lifelong Learning (educación permanente). Dentro de las organizaciones, la predicción y la anticipación ayudarán a detectar, estimular e impulsar el talento todas sus fases. Y a las personas a identificar sus habilidades potenciales para definir planes de carrera integrales.