La sostenibilidad ha pasado de representar un concepto ligado al medio ambiente y la emergencia climática a constituir un nuevo paradigma mucho más amplio que afecta directamente a las personas, a la sociedad y a las empresas, independientemente de su tamaño.
El marco regulatorio español y europeo ha convertido además la sostenibilidad en un objetivo prioritario, especialmente para aquellas compañías cuya actividad genere un mayor impacto. Todo ello sumado al hecho de que para las entidades financiadoras e inversoras se ha vuelto un imperativo, y que a partir de la sostenibilidad están surgiendo nuevas oportunidades y modelos de negocio.
La sostenibilidad ha pasado a ser algo que afecta de manera directa y tangible a todas las empresas. Grandes, medianas y pequeñas. Cotizadas o no. De cualquier sector. La sostenibilidad afecta a las empresas de un modo doble y simple: condiciona la financiación bancaria de las compañías. Y afecta a su capacidad para atraer inversores (y por tanto, a la valoración de los negocios).