Actualmente existe la preocupación de que las medidas de descarbonización puedan afectar a la competitividad de las industrias andaluzas, especialmente en un contexto global donde algunas regiones pueden tener estándares ambientales más flexibles. Por lo tanto, es crucial encontrar un equilibrio entre la descarbonización y la competitividad industrial.
La transición hacia una economía baja en carbono también plantea desafíos en términos de empleo y justicia social. Es importante garantizar que la descarbonización no tenga un impacto negativo en los trabajadores y las comunidades afectadas, y que se implementen políticas de transición justa y reentrenamiento laboral.
La colaboración entre el sector público y privado es esencial para impulsar la descarbonización industrial en Andalucía, ya que esto puede implicar la creación de asociaciones público-privadas, la promoción de la investigación y la innovación, y el desarrollo de políticas y regulaciones efectivas.
La descarbonización industrial en Andalucía presenta una serie de desafíos, pero también ofrece oportunidades para impulsar la innovación, mejorar la competitividad y contribuir a la lucha contra el cambio climático.