Las empresas familiares necesitan tener éxito en los distintos procesos de sucesión que abordan a lo largo de su vida para asegurar su continuidad a través de diferentes generaciones, manteniendo vivo el legado empresarial desde el punto de vista de la familia y el espíritu emprendedor en la empresa. Para conseguir ambos objetivos en un entorno de cambio constante es muy aconsejable considerar tres aspectos:
– El fomento de la cultura emprendedora en la familia y en la empresa.
– El estilo de liderazgo: liderar es liberar y multiplicar el talento de los demás para que consigan los objetivos de la empresa, asumiéndolos como suyos en primer lugar y aspirando a la excelencia en la ejecución de la estrategia.
– Predicar con el ejemplo y ser fiel a unos valores compartidos, comunicando desde la responsabilidad y la coherencia; las empresas familiares necesitan más que otras si cabe transmitir valores a las siguientes generaciones para mantener viva la llama del testigo familiar y la competitividad de la empresa.