Los esfuerzos de la UE por combatir el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo (PBC & FT) han cristalizado en los últimos años en uno de los marcos normativos más estrictos del planeta. Un entorno altamente supervisado que no ha logrado poner freno a una práctica que, según Bruselas, crece como consecuencia del impacto de las nuevas tecnologías y la falta de colaboración entre países.
En estos momentos se calcula que 200.000 millones de euros podrían proceder de actividades ilícitas en Europa. Una realidad que, sumada a los últimos escándalos por blanqueo registrados, ha empujado a la Comisión Europea a plantear la creación de un nuevo organismo que ayude a poner coto a esta práctica al margen de la Autoridad Bancaria Europea.
De forma paralela, Europa ha solicitado a los estados miembros una mayor cooperación en materia de PBC & FT, así como una aplicación más estricta de la cuarta y quinta directiva anti-blanqueo para evitar la fragmentación normativa. En cuanto a las entidades financieras, reconoce su importante labor pero demanda la puesta en marcha de más mecanismos internos que permitan prevenir situaciones de riesgo.