La transformación de la empresa hacia un modelo ágil de organización sigue despertando importantes interrogantes entre la clase directiva. Cada organización debe encontrar la mejor versión de sí misma de manera autónoma y aplicando una alta dosis de innovación en el proceso.
El concepto de organización ágil se apoya fundamentalmente en tres premisas que son comunes a todas las empresas que han aplicado con éxito esta metodología. Tienen una rápida respuesta ante el cambio, han generado esquemas productivos donde el aporte de valor añadido es continuo gracias a los últimos avances tecnológicos y, tal vez la más importante, el trabajo en equipo.
En el marco de estos procesos, talento, liderazgo y tecnología son también tres ingredientes fundamentales para engrasar y dotar de mayor velocidad los procesos de transformación hacia modelos ágiles. Contar con los mejores profesionales, hacer uso de las últimas tecnologías disponibles y flexibilizar la adopción de nuevas herramientas digitales, sumado a un liderazgo versátil, efectivo e inspirador, son cuestiones que no pueden dejarse de lado.