El concepto de Empresa Saludable es el paso previo y necesario para avanzar hacia una compañía socialmente responsable: lo primero que debemos hacer en este sentido es velar por la salud y el bienestar de los profesionales que directa e indirectamente se relacionan con la organización.
El resultado de este nuevo liderazgo es una mayor implicación en la empresa y en el proceso productivo de trabajadores sanos y motivados, con más competencias para afrontar nuevos retos y mercados.
Una empresa saludable disfrutará, además, de una mejora significativa de su imagen corporativa, que proyectará mediante los mismos trabajadores, sus productos y servicios.
Es básico que trabajadores y empresas tomemos conciencia de que las personas más saludables hacen mejor su trabajo y redunda en beneficio de todos.
La evidencia ha demostrado la utilidad de promover la salud en los lugares de trabajo, sobre todo en áreas como el control del tabaquismo y el consumo de alcohol, la mejora de la alimentación y del incremento de la actividad física, el control de la hipertensión y de la obesidad, el dolor de espalda y otros problemas músculo esqueléticos, así como la gestión del estrés laboral o la prevención de los accidentes de tráfico ‘in itinere’.
Las actividades de promoción de la salud, si están bien integradas y son de largo alcance, refuerzan importantes funciones en la dirección de los centros (RRHH, gestión de la calidad y salud laboral, generando un mejor clima laboral y desarrollando nuevos mecanismos de interacción entre trabajadores y empresa.