La diversidad dentro de las organizaciones se ha convertido en una necesidad que ha de ser atendida como una ventaja competitiva a largo plazo. Las compañías con líderes y equipos diversos se convierten en entes más inteligentes, innovadores y mejor preparados para abordar los retos de un futuro cada vez más complejo e incierto.
La creación de una cultura organizacional inclusiva trae consigo la transformación inexorable de la cultura de liderazgo existente en la organización. Este progreso depende de la capacidad de conjugar las diferencias colectivas por encima de la individualidad. Para ello, es vital promover un liderazgo colectivo firme y efectivo que potencie y desarrolle entornos donde predominen vínculos de calidad y terrenos de expresión auténticos.
Situar la diversidad en el centro de la estrategia corporativa se ha convertido en una cuestión de valores. En esta línea, Women in Business, la hoja de ruta del compromiso con el talento desde una perspectiva de género, dibuja un escenario en fase con la igualdad efectiva en los puestos de alta dirección. El resultado: equipos que dan lo mejor de sí mismos en entornos genuinos donde se les reconoce su talento y singularidad.