La falta de control sobre la morosidad es un riesgo para la actividad empresarial. El incumplimiento de los pagos acordados genera importantes tensiones de liquidez en una situación como la actual y es especialmente desestabilizadora en la operativa de las empresas de menor tamaño. El impacto de un impagado se acentúa cuanto menor sea el margen de beneficios, pues multiplica el número de ventas con clientes solventes necesarias para compensar la pérdida.
Una de las inversiones más importantes que hacen las empresas es la efectuada en cuentas de clientes dentro del activo realizable y en muchas ocasiones las empresas no son plenamente conscientes de ello. Por tanto, es vital gestionar esta importante masa del activo corriente que representan las cuentas por cobrar y proteger una de las inversiones más importante que hacen las empresas.