La mayoría de las empresas que triunfan en la era digital tienen un denominador común: fomentan entornos de innovación que potencian la creatividad y las ideas. La apuesta por la cultura empresarial y la creación de un ecosistema que permita atraer y retener talento son los ingredientes indispensables que conforman la receta de la innovación.
La cultura es uno de los factores que más pueden estimular la innovación en los miembros de una organización. Influir en ella puede modificar el comportamiento de los empleados para que se impliquen y se comprometan de una forma más directa en los procesos de innovación y los acepten como un valor fundamental dentro de la organización.
En esa línea, el esquema de trabajo agile que incorporan las llamadas organizaciones líquidas permite optimizar la generación de las capacidades organizativas gracias a un ecosistema digital en el que las personas se mantienen alineadas frente a un propósito común.
En una compañía, es imprescindible que esa apuesta por la innovación se extienda a toda la cadena de valor, desde la propia empresa hasta el cliente final. Sólo de ese modo se podrá aprovechar las sinergias y optimizar los recursos al máximo.