La confluencia de las nuevas tecnologías con la llegada de renovadas generaciones de talento joven a las empresas ha comenzado a transformar antiguos axiomas corporativos. Las jerarquías son ahora más flexibles y menos verticales, las rutinas de trabajo se agilizan con las herramientas digitales y los distintos departamentos se abren en favor de entornos colaborativos, lugares comunes donde compartir conocimiento y propiciar la denominada inteligencia colectiva.
Personas y tecnología representan talento y oportunidades. Dos ejes sobre los que se debe soportar la estrategia empresarial para preservar la competitividad de las compañías en entornos globales. Mercados que mudan permanentemente hacia nuevos paradigmas es una tendencia imparable que exige una respuesta rápida a las organizaciones.
En Castilla-La Mancha, las empresas no son ajenas a esta realidad y son muchas las que ya han emprendido el camino hacia mejores versiones de sí mismas. Primero definiendo muy bien el lugar al que quieren llegar, dibujando nuevos modelos de negocio, incorporando a los profesionales necesarios y dotándose de las tecnologías necesarias. En este viaje, las administraciones locales y regionales también han iniciado importantes proyectos de financiación y acompañamiento que contribuyan a reforzar el tejido empresarial de la comunidad, apostando por la digitalización como vector de competitividad del territorio.