El mindfulness genera beneficios tanto a los profesionales que trabajan para la empresa como a la propia organización: mejora el clima laboral, las relaciones interpersonales y contribuye a la creación de equipos eficientes.
El exceso de información, la dependencia de la tecnología y la sobrecarga de tareas en el trabajo son estímulos que impactan de forma negativa en nuestra atención plena e incluso promueven situaciones de estrés que impiden a nuestra mente vaciarse de asuntos pendientes. La tensión es una de las mayores enemigas de la concentración y sin ella la productividad desaparece.
El foco, al igual que la forma de respirar, se entrena. Los resultados de la práctica del mindfulness –método de atención plena basado en Vipassana, una de las técnicas de meditación más antiguas de la India– son visibles con el uso dilatado en el tiempo de este método. Entre las consecuencias derivadas de la práctica figuran el aumento exponencial de la concentración, la mejora de la memoria y de la creatividad, el desarrollo de la inteligencia emocional y, sobre todo, la disminución de la ansiedad y los niveles de estrés.