Vivimos en un entorno en constante cambio en el que los clientes están más informados y son más exigentes; la competencia, más dura y mejor preparada; los mercados, más globalizados; los productos y servicios, más difíciles de diferenciar; las nuevas tecnologías, imparables…. Ante dicho entorno, tenemos que reinventar la relación con el cliente y conseguir que éste se vincule más y mejor con nosotros. Sin duda, la experiencia vivida, en todos los sentidos, adquiere mucha relevancia.
El enfoque relacional se hace, hoy en día, indispensable si queremos reinventar la relación con nuestros clientes. Además, éste necesita vivir, en el proceso comercial, una experiencia que le ayude a tomar decisiones que, sin duda y en muchos casos, son más emocionales de lo que nos podemos llegar a imaginar.