La OMS describe la Salud como la ausencia de enfermedad, pero hoy día esta definición resulta obsoleta, ya que actualmente el concepto abarca la Salud como el estado completo de bienestar físico, psicológico, social y financiero.
Este nuevo concepto de Salud ha tomado mucha relevancia dentro de las empresas, y cada vez resulta más evidente la demanda y el interés que genera implantar el concepto de empresa saludable en su más amplio sentido.
Una Empresa Saludable es la que lleva a cabo un proceso de mejora continua, promoviendo la seguridad y el bienestar de las personas, la mejora de su salud y un buen clima laboral. Esto queda reflejado en los resultados obtenidos en el reciente informe EMEA Health Survey 2018, elaborado a partir de una encuesta que ha contado con la participación de 913 profesionales de RRHH, en 35 países y con 2,7 millones de empleados de 25 sectores diferentes.
Es justamente en esos parámetros donde las empr esas intentan poner el foco a la hora de buscar la mejor manera de convertirla en saludable. Llama la atención que aun cuando el 98% de los encuestados se siente responsable de influir en la salud de sus empleados, únicamente el 40% reconoce tener algún tipo de estrategia definida; y si a ello le sumamos que solo el 22% utiliza realmente datos para definir las acciones convenientes y medir el resultado de las mismas, vemos que estamos en el buen camino, pero todavía lejos de conseguir una realidad de empresa saludable.
En Aon tenemos muy claro que para que las empresas se puedan implicar de una manera real en la salud de sus empleados, hay que hacerlo desde la alta dirección, impulsando los proyectos a través de la motivación de los propios trabajadores, que son los que harán que cada reto se consolide y que cada acción se lleve a cabo con éxito. Los programas de salud empresarial suponen ahorro de costes basados en la reducción de la rotación, invalidez, indemnizaciones compensatorias, salud y absentismo.
A ello se suma que un empleado feliz y sano es mucho más productivo, por lo que merece la pena asignar un presupuesto al ser un retorno asegurado y un beneficio claro para todas las partes implicadas. Dado que la barrera más importante sigue siendo el presupuesto, es fundamental analizar bien las acciones a poner en marcha, asegurándonos de que se adecúan a las necesidades reales de los empleados. Por ejemplo, realizar una encuesta de hábitos saludables nos puede ofrecer una foto aproximada de por dónde debe ir la estrategia a implantar, teniendo en cuenta que es mejor ir poco a poco, pero teniendo claro que es factible y medible en el tiempo, ya que los resultados cuantificables en la mejora de la salud son a medio y largo plazo.
