Las organizaciones necesitan toda la inteligencia colectiva para superar los retos actuales y no pueden permitirse perder ni un ápice de talento. Hemos entrado en la era de la humanización del liderazgo y ninguna empresa podrá ser rentable ni exitosa de forma sostenible si no sitúa a las personas en el centro de todas sus acciones.
La única forma de lograr el cambio es mediante una estrategia consciente de inclusión de la diversidad. Esto no va de “nosotras” frente a “ellos” sino de que el mundo nos necesita a todos. Las estrategias centradas en contribuir a la división y crispación están abocadas al fracaso. Si analizamos específicamente la desigualdad en posiciones de dirección y en consejos de administración, encontramos que una de las causas de que no haya más mujeres en posiciones de responsabilidad es la falta de referentes. Las mujeres en posiciones de relevancia debemos tener un compromiso claro y firme con un liderazgo auténtico, inclusivo y fundado en valores de respeto y pluralidad para que las posiciones directivas y de los Consejos de Administración sean aspiracionales para otras mujeres.
Si queremos alcanzar la igualdad real debemos trabajar a dos niveles: en las barreras internas que construimos las propias mujeres, y en las barreras externas que provienen de las organizaciones y de la sociedad
Si hablamos de las barreras internas entramos en el espacio de las creencias limitadoras, que son los prejuicios que tenemos respecto a nuestra propia carrera profesional. En general, las mujeres miramos el mundo desde la autoexigencia y los hombres desde la autoconfianza. Este enfoque distinto nos condiciona mucho a la hora de tomar decisiones y arriesgarnos.
Todas y cada una de nosotras debemos asumir la responsabilidad que tenemos de cambiar las cosas, pasar de ser espectadoras pasivas a ser protagonistas del cambio. Para ello hay que tener mucha valentía, levantar la mano, hacerse visibles y tomar el testigo de nuestras carreras profesionales. En el caso de la presencia de mujeres en Consejos hay que prepararse técnicamente para ser visible y aportar valor.
La manera de lograr el cambio es mediante la inclusión de la diversidad. Esto no va de “nosotras” frente a “ellos”, sino de que el mundo nos necesita a todos
Las empresas españolas deben trabajar para eliminar los estereotipos y los sesgos que existen en las organizaciones y que generan verdaderos muros invisibles. A la hora de promocionar a personas para la alta dirección o elegir a un miembro del consejo, el profesional que toma la decisión busca a un clon de sí mismo, y no se exploran otro tipo de modelos ni de talento diverso como el que aporta la mujer.
No consiste en que a estas posiciones lleguen mujeres solo por ser mujeres, sino que deben aportar otros modelos fundados en la autenticidad y en la demostración de que se puede llegar al éxito por otros caminos, no únicamente cumpliendo el patrón habitual y establecido. Solo así lograremos organizaciones lideradas por las mejores personas de valor y con valores.
