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10 síndromes laborales más comunes que pueden sufrir tus empleados

La exposición dilatada en el tiempo a un entorno de urgencia en constante evolución ha traído consigo numerosos síndromes laborales que empiezan a aflorar en la nueva normalidad. Factores como el agotamiento, la precariedad laboral, o la desmotivación generalizada derivada del escenario pandémico desencadenaron la famosa ‘Gran Dimisión’ o la ‘Gran Renuncia’. Un fenómeno que ha afectado directamente a 38 millones de ciudadanos estadounidenses y cuya cifra en España ronda el 0,7%. Esto perjudica especialmente a sectores como la hostelería, la construcción y el campo. El deterioro de la salud mental es uno de los riesgos que más ha empeorado desde el inicio de la pandemia. Según el WEF es fundamental conocer los principales síndromes laborales e identificar sus síntomas para prevenirlos. Esto sirve para intentar combatir las cifras desalentadoras en relación a la evolución de este indicador.

Los 10 síndromes laborales más comunes entre trabajadores

El cuidado de la salud física y mental y la lucha contra los trastornos laborales ha pasado a ser una prioridad para cualquier trabajador. En este sentido, a continuación enumeramos los síndromes laborales más comunes, sus características y síntomas, así como las pautas para combatirlos.

Síndrome de burnout

También conocido como el ‘síndrome del trabajador quemado’, el síndrome de burnout es el resultado de altos niveles de estrés y agotamiento físico, mental y emocional que se prolongan en el tiempo. Su principal síntoma es la ansiedad y se manifiesta en mayor medida en aquellas profesiones en las que se tiene como requisito estar de cara al público.

Asimismo, el burnout puede llegar incluso a producir un cambio en el comportamiento del empleado. Incluso adoptando actitudes de indiferencia y desinterés, y reduciendo así su productividad y compromiso en el trabajo. Como consecuencia, también puede afectar a las relaciones y actitudes en el ámbito laboral, tanto con los clientes como con los propios compañeros. La irritabilidad y la susceptibilidad son conductas de lo más comunes. Especialmente cuando existe una desmotivación hacia el trabajo a desempeñar, percibiéndose en el entorno profesional, social y familiar.

Así pues, ¿cómo puede actuar la empresa ante este tipo de síndromes laborales? Las medidas preventivas frente al síndrome del burnout son la identificación y posterior modificación de las condiciones de trabajo que lo han motivado. En caso de prolongarse en el tiempo, puede ser necesario reubicar al empleado y proporcionarle asesoramiento psicológico. Además, el reconocimiento de los logros por parte de los directivos aumenta la motivación y compromiso, y reduce el riesgo de que se genere este síndrome.

Síndrome del trabajador burbuja

Uno de los síndromes laborales que se ha agravado recientemente con la implementación del teletrabajo. Consiste en la constante hiperconectividad laboral, es decir, no desconectarse por completo del trabajo. Se trata de una situación en la que se convierte en un reto separar la vida profesional de la personal, incrementando así el estrés y agotamiento de los empleados.

Con la finalidad de ponerle remedio, en primer lugar, las empresas han de ser conscientes de ello y, seguidamente, invertir en programas de actividades que promuevan la desconexión y los hábitos saludables, así como en terapias de prevención. Especialmente útiles son estos programas durante el periodo de vacaciones de las personas para que la disociación entre empleo y vida personal sea la máxima posible.

Síndrome del impostor

El síndrome del impostor es la percepción que tienen algunos trabajadores de su propio desempeño laboral. Estas personas nunca se sienten lo suficientemente válidas, exitosas ni satisfechas con lo que hacen, por lo que son incapaces de atribuirse méritos y logros en el ámbito profesional. Tanto es así, que incluso muchos experimentan miedo e inseguridad constantemente porque consideran que no se merecen el puesto que ocupan.

En estas circunstancias, es necesario implantar un sistema de liderazgo positivo en el que se fomente la seguridad y la autoconfianza de los empleados. Proporcionar periódicamente feedback a los equipos o poner a su disposición asistencia psicológica son medidas que pueden implantarse en las empresas para hacer desaparecer progresivamente esa sensación de inferioridad.

Síndrome boreout

Identificado en 2007, este síndrome se genera por aburrimiento extremo, escasa exigencia por parte de los superiores y desinterés debido a la ausencia de trabajo. Entre sus síntomas encontramos la desesperación, la insatisfacción y la desmotivación. En definitiva, se trata de un mal laboral que condena al trabajador a tener poca o ninguna responsabilidad, pese a seguir cobrando el mismo sueldo.

Las causas que pueden motivar este síndrome son múltiples: falta de planificación y organización en los equipos, funciones duplicadas en otros puestos, la realización de tareas rutinarias y monótonas que se contraponen con aquellas más motivadoras desempeñadas por cargos superiores, o la falta de promoción interna, ente otras.

Síndrome Munchäusen

En este caso nos encontramos ante un trastorno psicológico que se desarrolla en el ámbito laboral cuando ciertas personas deciden provocar conflictos y tensiones para, posteriormente, resolverlo ellas mismas. ¿Con qué intención lo hacen? Para obtener un mayor reconocimiento y mejorar su reputación. No obstante, generalmente se termina descubriendo al causante de esos problemas.

Aunque hoy en día sigue siendo uno de los síndromes laborales menos comunes, identificarlo puede suponer un reto, e incluso, no hacerlo, puede generar un mal ambiente de trabajo y repercutir negativamente en la productividad de la empresa.

Síndromes de los trabajadores

Síndrome de Estocolmo laboral

Este síndrome se suele dar en aquellas compañías con estructuras muy jerárquicas. Se lleva a cabo cuando un empleado recibe un menosprecio u ofensa por parte de alguien superior y, en lugar de reportarlo, lo justifica. La aceptación de este trato hace a la víctima cada vez más vulnerable, lo que acaba afectando al rendimiento de su actividad.

¿Cómo evitamos esto? En primer lugar, apostando por un liderazgo más horizontal en el que prime el diálogo y, por otro lado, garantizando el bienestar emocional de las personas. Esto puede lograrse ofreciendo servicios como la meditación, facilitando asistencia psicológica o promoviendo una mayor flexibilidad en los horarios.

Síndrome de Bergerac

Es el síndrome que reciben aquellas personas con baja autoestima y que quieren pasar desapercibidos dentro de la organización. Tiene mucho que ver con la inseguridad y con el miedo al qué dirán, ya que es esa misma actitud la que impide que el resto pueda apreciar todo su talento y potencial. Generalmente es un comportamiento que ya traen consigo esas personas cuando entran a trabajar en una empresa, pues tienen falta de confianza o de experiencia.

Síndrome de Anat

El siguiente síndrome incluye conductas de trabajo poco éticas, puesto que está relacionado con el plagio de ideas. Se experimenta cuando una persona o grupo deciden atribuirse un trabajo que no es propio y lo presentan como tal al resto del equipo o superiores.

Es frecuente que ocurra en mandos directivos y en organizaciones verticales, ya que lo que se busca con esta actitud es ascender rápidamente. La falta de talento, la escasa inspiración o motivación, y las malas relaciones laborales, pueden ser consecuencias de este síndrome. Es importante detectarlo para que no influya negativamente en el ambiente de la empresa.

Síndrome de Cronos

Proveniente de la mitología griega, este trastorno laboral está relacionado con perfiles en altos cargos que se sienten amenazados por ser desplazados o sustituidos. Es ese temor a perder su reputación y status lo que los lleva a impedir, de la forma que sea, que el resto de su equipo destaque por encima de éste. Como consecuencia, esta situación hace que los trabajadores pierden el interés en ofrecer ideas o soluciones que no van a ser escuchadas.

El síndrome de Cronos es un miedo patológico que, en muchas ocasiones, está relacionado con otros trastornos asociados a una cultura organizacional determinada, como pueden ser el acoso o la adicción laboral.

Síndrome de Ganímedes

La consultora CNI define este último síndrome laboral como «aquella actitud orientada a la explotación de una cualidad del subordinado, limitando su desarrollo a un área específica o parte del proceso, la cual es asumida por el supervisor en beneficio propio». De esta forma, solo se tienen en cuenta los intereses de una de las partes –en este caso la del superior–, olvidándose del propio bienestar del trabajador y convirtiéndose en una conducta perjudicial para éste. Nos encontramos ante un liderazgo autoritario y excesivamente controlador que no deja lugar a la autonomía, creatividad, ni a la crítica constructiva. Como consecuencia, los empleados pierden el interés en el trabajo y, por ende, la productividad tiende a decaer.

En definitiva, son muchos los síntomas o trastornos laborales que surgen en el día a día de las empresas, y todos ellos varían dependiendo de factores como la cultura organizacional o el modelo de liderazgo implantado. No obstante, la clave radica en saber identificarlos con la suficiente antelación y ponerles solución de manera efectiva, para garantizar un entorno de trabajo sano y saludable en el que prime el bienestar de las personas.

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