En numerosas ocasiones, la ONU ya ha advertido del inminente riesgo de una crisis mundial del agua. Ante este escenario, es clave plantearnos cómo reducir el consumo de agua en una empresa. Hay que tomar medidas sólidas para evitar consecuencias nefastas. Esta es una responsabilidad que deben afrontar ciudades, servicios públicos y entidades. Y, por supuesto, también las compañías deben tratar de hacer un buen uso del agua y gestionarla de forma sostenible.
Según el Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, es urgente establecer medidas para reducir el consumo de agua. Los datos hablan por sí solos:
Con perspectiva de futuro, en caso tomar medidas, se prevé que la población urbana que sufre escasez de agua se duplique y llegue a los 2.400 millones de personas en 2050. A lo que hay que sumar la creciente incidencia se sequías extremas, que cada vez son más prolongadas y tienen consecuencias nefastas para nuestra flora y fauna.
Ante este alarmante escenario, y viendo pronóstico para los próximos años, es necesario desarrollar mecanismos internacionales que eviten que la crisis mundial del agua se descontrole. Para ello, es vital adoptar un modelo de consumo mundial de agua que sea sostenible y que, al mismo tiempo, garantice el acceso global a agua potable.
Las empresas tienen un papel clave en la toma de medidas de ahorro de agua. Ya sea con medidas para fomentar el consumo adecuado, como adoptando estrategias de reutilización del agua. En cualquier caso, ser una empresa sostenible puede aportar múltiples beneficios que, a su vez, se transfieren en el cuidado del medio ambiente.
Hoy en día, hay distintas prácticas que ayudan a reducir el gasto de agua en la empresa y, en la mayoría de casos, no se trata de grandes cambios, sino simplemente de pequeñas acciones diarias, como veremos a continuación.
Una de las medidas más efectivas para no malgastar agua es realizar un control y seguimiento que permita mejorar la política de consumo. Es decir, llevar a cabo un análisis detallado que detecte cuáles son los procesos que consumen más agua y dónde el uso de agua no es eficiente. A partir de esa información, las compañías sabrán cómo deben actuar para reducir el desperdicio.
Hay procesos en las empresas en los que el agua de lluvia puede reemplazar perfectamente al agua potable. Hablamos de la limpieza, el riego o el empleo en las cisternas de los inodoros, por ejemplo. Aprovechar el agua de la lluvia no requiere una gran inversión y, además, al ser un agua muy blanda proporciona un ahorro considerable en detergentes y jabones.
Las máquinas de lavado son uno de los procesos que consumen más agua en muchas empresas. En este caso, apostar por la limpieza en seco puede ayudar a reducir el consumo. Lavar algunas ropas y uniformes en seco, por ejemplo, puede ser una buena alternativa para evitar la escasez de agua.
Del mismo modo, revisar frecuentemente las máquinas para evitar fugas, y renovar los equipos por unos más eficientes son otras medidas que también se pueden tomar.
Las empresas sostenibles están concienciadas sobre la importancia de reducir el consumo de agua en oficinas y otros entornos de trabajo, pero también deben saber concienciar a sus empleados. No sirve de nada tomar medidas para no malgastar agua si los equipos no se suman a ellas.
Para promover esa concienciación medioambiental, las organizaciones deben apostar por la formación, ya sea a través de avisos internos o la asistencia a seminarios y conferencias que trasladen el valor de ser más sostenibles. Un ejemplo de ello es el Ciclo sobre Economía Circular, organizado por APD y Ecoembes, que expone los desafíos y las oportunidades de este modelo económico para las empresas.
Cuando hay fuertes presiones de agua es bastante frecuente que haya un gran desperdicio. Por ese motivo, instalar canillas con cierre automático es una solución simple y efectiva. La optimización de los sistemas de grifería incide directamente en el consumo de agua y puede suponer un importante ahorro.
Hay ciertas pérdidas de agua que son imperceptibles, ya sea como consecuencia de cañerías antiguas, válvulas en mal estado o grifos que gotean. Es importante, por lo tanto, realizar controles frecuentes que prevengan las fugas para prevenir el desperdicio de agua.
Dentro de un programa de ahorro de agua de una empresa, también es importante trasladar el compromiso sostenible de puertas para afuera. Y es que los consumidores apuestan cada vez más por empresas comprometidas con la sostenibilidad.
Es importante, pues, transmitir una imagen sostenible y promover el uso consciente de agua en los clientes. Pero hay que ser coherentes. Es decir, la empresa no solo debe fomentar el uso sostenible de agua, sino que debe adoptar prácticas en sus procesos que reduzcan el consumo.
En definitiva, la escasez de agua es un problema real que es urgente afrontar y sobre el que las empresas tienen una gran responsabilidad. Analizar en qué procesos se consume más agua, en cuáles se desperdicia y hacer controles periódicos, son prácticas que las organizaciones pueden adoptar para reducir el gasto de agua. Con ello, contribuirán a un planeta más sostenible y, simultáneamente, optimizarán sus recursos financieros.