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Opinión

El papel de la empresa

Enfrentamos una crisis global sin precedentes próximos que nos indiquen cómo reaccionar. Un tiempo de miedo y de ansiedad. Por eso la primera lección que debemos extraer de la actual pandemia es acostumbrarnos a esperar lo inesperado. Nadie hace unos meses podía suponer que hoy íbamos a estar así y que, incluso, íbamos a echar de menos el año 2019.

En el mundo de la empresa se oye decir con frecuencia que “business as usual”, mientras que, como decía John Lennon, la vida es lo que ocurre mientras hacemos planes. Y el Covid-19 es un buen ejemplo. Por eso, la primera lección a extraer es que no hay que preguntarse si estas cosas ocurren sino cuándo será la próxima. Y prepararnos para que cuando llegue no nos pille desprevenidos.

Naturalmente que en la actual coyuntura lo más importante es salvar vidas, pero hay que hacerlo de forma que salvar individuos no arruine el cuerpo social en el que viven, provocando un colapso de la actividad económica, porque eso mataría al país entero.

La empresa tiene una responsabilidad social con la comunidad en la que desarrolla su actividad y este es un buen momento para mostrar ese compromiso

La respuesta no es fácil, pero existe si trabajamos todos juntos remando en la misma dirección y siguiendo las instrucciones de quiénes están en el puesto de mando en esta coyuntura. La salida será un camino largo que nos dará tiempo para prepararnos y esa preparación nos exigirá flexibilidad, adaptabilidad, imaginación y rapidez (por ejemplo, diversificando suministros) para estar en condiciones de aprovechar cuando esto pase.

La empresa tiene una responsabilidad social con la comunidad en la que desarrolla su actividad y este es un buen momento para mostrar ese compromiso, mostrando solidaridad de forma práctica. Atendiendo a las necesidades de seguridad y liquidez de sus trabajadores, en primer lugar, y también de sus accionistas, pero apoyando al mismo tiempo los esfuerzos de aquéllos que trabajan para combatir la epidemia. Con limpieza y medidas de seguridad, con donaciones, o de la forma que cada uno considere más oportuna. Porque esta batalla es de todos.

No hay que tener ninguna duda de que saldremos adelante, somos un viejo país, las hemos visto de todos los colores y siempre, siempre, hemos salido adelante. Y ahora también lo haremos. Es momento de unión y solidaridad porque juntos despertaremos antes de esta pesadilla. Y tenemos que hacerlo manteniéndonos seguros, como prioridad, y también sin apagar la luz de nuestra actividad empresarial.

Mucho ánimo a todos. Más pronto que tarde lo que hoy vivimos con comprensible angustia será sólo un mal recuerdo.

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