Revista APD
Hablar con Gemma Mengual es hacerlo con una de las deportistas más laureadas del deporte español y una de las principales responsables de que la natación artística (sincronizada) dejara de ser un deporte de minorías para convertirse en un deporte con un gran seguimiento popular.
Con más de 50 medallas entre Campeonatos del Mundo, Europeos y Juegos Olímpicos, es la única nadadora del mundo que ha conseguido cuatro medallas de oro en unos campeonatos europeos. Desde que en 1992 Anna Tarrés la incorporó a la selección nacional, su carrera deportiva ha estado vinculada al éxito, llegando a participar en cuatro Juegos Olímpicos.
Ejemplo de superación personal, su reto más difícil fue regresar a la competición profesional tras una primera retirada en 2012 y después de ser madre de dos hijos. Y, pese a todos los obstáculos, en los Juegos Olímpicos de Río 2016 pudo culminar, compitiendo junto a Ona Carbonell, una trayectoria de leyenda.
Fue surgiendo con naturalidad a medida que empezaba a competir. Te imaginas esa medalla, o ese sueño que son los Juegos Olímpicos, y me iba marcando diferentes objetivos a medida que iba evolucionando. Es verdad que con 9 años no me imaginaba lo mismo que cuando tenía 15 años, que entonces sí que ya me veía en unos JJOO.
Por ejemplo a los 15 años fui voluntaria en los Juegos Olímpicos de Barcelona, veía los entrenamientos, la competición, y pensaba: “yo me veo ahí, yo puedo llegar a hacer las cosas que hacen ellas”. Estaba a un nivel inferior, obviamente, pero ya entrenábamos con ese objetivo.
Todo sumado. Es verdad que mi forma de nadar y de competir me ayudó mucho, porque empecé a destacar de pequeña en competiciones internacionales. Pero también me acompañó el equipo, porque éramos todas soñadoras, con talento, trabajadoras, con ganas de hacer historia en la sincronizada. Y, además, teníamos una entrenadora (Anna Tarrés) que era la que más creía en esto.
Al final cada miembro del equipo tiene su propia historia de superación personal, sus obstáculos y las cosas a las que ha tenido que renunciar para estar ahí, comenzando por la entrenadora. Empezamos por amor al arte, sin cobrar nada y sin becas, pero teníamos claro que nos gustaba y la pasión era nuestro lema. Y ese era el principal secreto de nuestro equipo, que creíamos en esto.
Normalizándolo y dando valor a los éxitos. Ahora por ejemplo se habla mucho de futbol femenino, pero hay muchos otros deportes, no se puede enfocar solo en uno solo. Hay mucho talento femenino que está haciendo grandes cosas, y lo que hay que hacer es llenar estadios, ir a verlo y valorarlo como merece.
Lo más importante es que sé que las cosas cuestan esfuerzo, que hay que ser responsable, disciplinado y tolerante con los demás cuando trabajas en equipo. También me ha dado seguridad, porque cuando te has visto capaz de superar tantas cosas piensas “si he sido capaz de sufrir y pasar por eso, puedo con mucho más, no hay barreras imposibles”.
Yo siempre decía: “yo no soy líder y no lo quiero ser”, pero cuando te empiezas a conocer un poco te das cuenta de que soy líder a mi manera, tengo mi propia forma de serlo. En el equipo yo era líder, pero no era consciente de ello porque lo hacía indirectamente, era quizás una líder natural, de forma intuitiva. En un equipo es importante que cada uno tenga su rol y que cada persona sepa cuales son sus puntos fuertes para sumar al equipo. Por eso ser líder es una responsabilidad que hay que saberla compartir para que el equipo fluya.
La empatía, conocer cómo es tu equipo y saber de qué forma se trabaja mejor, porque no todo el mundo rinde igual en las mismas condiciones. En cada equipo, no solo en el deporte, hay diferentes funciones a hacer y hay que adaptar los perfiles.
Algunas cosas sí, y otras no tanto. Hay muchas cosas que funcionan igual: la dedicación, la buena actitud para rendir lo mejor posible y un equipo que trabajo que tiene que funcionar. Son otros tipos de trabajo, pero también tienes que encontrar los liderazgos adecuados.
Justo hace poco que he acabado un máster de liderazgo, y he montado una empresa de asesoramiento deportivo para talentos y para crear eventos. Fue un proyecto que empezó hace poco más de un año, algo que pensamos mucho durante la pandemia y que decidimos lanzaros a la aventura porque queríamos hacer algo más personal, más directo y con un trato más personalizado.
En todo lo que hago sé que hay momentos en los que me voy a tener que sacrificar y deberé tener una disciplina de trabajo, y eso son cosas que tengo innatas porque lo he hecho toda la vida. También sé que habrá momentos en los que tendré miedos o dudas, pero también he aprendido gracias al deporte a gestionar ese miedo y a convertirlo en algo positivo.
Siempre digo lo mismo: que primero te tiene que gustar y lo tienes que pasar bien. Te tiene que gustar tanto que no te importe sufrir y sacrificarte. Una vez te encanta y no puedes vivir sin eso, lo otro ya no te cuesta tanto.