En todos los foros de debate económico, político y empresarial se habla ya de la ‘nueva economía’. Un nuevo paradigma que, por encima de todo, busca recuperar un tejido industrial y productivo competitivo.
En la presente entrevista analizamos esta necesaria realidad junto a Pere Navarro, Delegado Especial del Estado en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB), semanas antes de la celebración de la Barcelona New Economy Week (BNEW).
La nueva economía tiene una orientación muy clara hacia las nuevas tecnologías. Se nutre de la innovación, de internet, de la agilidad de procesos, de la industria 4.0. La nueva economía busca conexiones sin fronteras y colaboraciones entre sectores empresariales. Un ejemplo de todo esto lo vivimos en el Consorci Zona Franca durante los momentos más duros de la pandemia y el confinamiento con el diseño de un respirador mediante impresión 3D, una tecnología que nadie acababa de entender y que ha demostrado ser útil y rápida en un momento de emergencia. Hemos visto sacar adelante un proyecto muy complejo entre entidades y empresas trabajando conjuntamente y remando en la misma dirección. Este es el ejemplo. Buscar espacios de futuro, nuevas tecnologías y nuevas aplicaciones; crear espacios de trabajo conjunto y también espacios de confianza personal.
En la nueva economía tampoco debemos de perder de vista la Agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible. Debemos ir dirigirnos con firmeza hacia ello, porque es nuestro futuro.
Una de las lecturas que podemos hacer de esta crisis es que, además de impulsar la investigación científica y la apuesta tecnológica en todos los sectores, debemos también apostar por recuperar un tejido industrial y productivo sólido y competitivo.
Nosotros estamos convencidos del gran impacto de las nuevas tecnologías como palanca de crecimiento y clave para una mayor competitividad. Las nuevas tecnologías son clave en nuestro objetivo de contribuir a ayudar a las empresas a salir fortalecidas de esta época de incertidumbre. Y también tenemos que volver a fabricar. Trabajamos para impulsar el tejido productivo e industrial de Barcelona, porque nuestra economía es más fuerte cuántas más empresas y capacidad de innovación y producción tengamos. Este es el camino a seguir.
La pandemia de la Covid-19 ha afectado de una forma u otra a múltiples sectores económicos y ha acelerado muchos cambios que estaban en proceso, por ello, nos obliga a pensar en una nueva economía enfocada a buscar soluciones a los retos actuales. En esta conjugación, estamos convencidos de que la tecnología y la digitalización tienen un papel relevante. Y es que la situación actual acelerará la transformación digital de las empresas, favoreciendo la transición hacia un nuevo modelo de economía. Lo vemos muy claramente en los modelos de consumo. Durante los últimos meses un 45% de la población se ha iniciado en las compras online de productos físicos.
Con el objetivo de abordar estas cuestiones, nace la Barcelona New Economy Week (BNEW). La primera gran cita para la reactivación de la economía, que se va a celebrar del 6 al 9 de octubre en Barcelona.
Si algo ha evidenciado la actual pandemia es que actualmente una actuación eficiente requiere de colaboración autonómica, nacional e internacional. Y por qué no, de actuaciones más globales.
Algunos problemas económicos y políticos son globales y nos afectan a todos, pero requieren de soluciones y aplicación local. Hoy la economía es global y nosotros debemos aspirar a jugar un rol relevante en ella. Sin embargo, también se ha evidenciado la importancia de contar con un potente tejido industrial y productivo con una elevada capacidad de innovación y adaptación. Insisto en que nuestra economía es más fuerte cuántas más empresas y capacidad de innovación y producción tengamos. Por eso, desde el Consorci estamos totalmente enfocados en impulsar oportunidades para la reactivación económica desde todos los sectores clave y hacerlo desde la innovación y la tecnología.
No tengo ninguna duda de que para salir reforzados de esta crisis debemos trabajar todos juntos, Gobierno y empresas. En realidad, siempre ha sido así porque, el estado de bienestar en el que vivimos se sustenta en el trabajo de todos. La responsabilidad de los Estados es preparar el terreno para facilitar las oportunidades, es decir, generar las políticas apropiadas para impulsar el progreso empresarial en la dirección necesaria. Ofrecer los espacios que faciliten ese crecimiento. Y la responsabilidad de las empresas es la de innovar, crecer y hacerlo de forma sólida y sostenible.
Tampoco debemos olvidar la educación, puesto que la capacidad futura de aprovechar las oportunidades que se generen dependerá de orientar la educación hacia esas mismas oportunidades. Lo mismo que cultivar un espíritu emprendedor desde edades tempranas.
Las disrupciones tecnológicas, junto con la inmediatez para la resolución de problemas que nos ha traído la pandemia, están acelerando cambios que ya estaban en proceso. Hemos pasado de la velocidad de crucero al sprint.
Empresas y comercios han visto en la tecnología nuevas vías de negocio. Mismamente, la restauración. Los bares han tenido que digitalizar sus cartas. También muchos comercios tradicionales se han abierto al e-commerce para compensar el cierre del confinamiento. En el sector turístico, la forma de garantizar la seguridad en las playas, en muchos casos, es mediante el control de aforos vía app. La tecnología está más presente que nunca en la economía y en nuestras vidas.
El talento y el emprendimiento se han demostrado como elementos fundamentales para el crecimiento y la superación de cualquier crisis o nuevo ciclo. Barcelona ya es el hub de start-ups líder del sur de Europa y el 64% se dedican a la tecnología 4.0. El BNEW quiere contribuir a consolidar esta posición y seguir impulsando el talento y el emprendimiento.
Además, estamos viviendo un momento que también marcará un cambio en los perfiles más solicitados en el mundo laboral y, consecuentemente, en la formación necesaria para dar respuesta a las nuevas necesidades.
Las oportunidades a veces surgen, pero en la mayor parte de las ocasiones hay que crearlas. En el Consorci Zona Franca de Barcelona estamos trabajando mucho para crear esas oportunidades que ayuden a las empresas de nuestro entorno, así como a la ciudad de Barcelona, a salir fortalecidas de esta época de incertidumbre.
En el Consorci de la Zona Franca de Barcelona confiamos en nuestro papel de motor de la economía del área metropolitana de Barcelona y, ahora más que nunca, queremos potenciar todas las oportunidades que nos ofrece la nueva economía para generar ocupación de calidad y en beneficio de la igualdad de oportunidades para la cohesión social y territorial.