“El reto no está en la tecnología. Está en nosotros y en nuestras compañías y equipos”. La frase de Elena Alfaro, Head of AI Adoption en BBVA, bien puede resumir lo vivido y expresado durante el 6 Congreso Nacional de CIOS organizado por APD en Madrid el pasado 28 de mayo. Esta gran cita se presentaba con el título NO HYPE, buscando huir de las expectativas infladas que suelen acompañar a las tecnologías emergentes. Separar el grano de la paja. Discernir dónde se promete un potencial desmesurado y donde se pueden lograr, ya a día de hoy, una adopción real que impulse a las empresas hacia resultados y avances medibles.
“Cambia la tecnología, pero las personas también deben cambiar. Y los ciclos de las empresas, también. Si tú ahora mismo tardas 6 meses en tomar una decisión, es probable que esa tecnología ya no te sirva o sea la última”, completaba Elena Alfaro en su intervención en este #congresoAPDcios.
Llevamos más de 20 años subidos a una gran ola, o varias, de cambio tecnológico constante. Saber surfearlas, dejar pasar las olas que no son buenas y cabalgar a lomos de las que sí tienen fuerza y sentido, es el punto crítico para los actuales directivos de las áreas tecnológicas y sus CEOS.
Nadie duda de que las transformaciones y su impacto en la economía real han sido más que evidentes. Pero quizás no a la altura de las proclamas a las que hemos sido sometidos en cada nuevo ciclo de innovación.
Cambia la tecnología, pero las personas también deben cambiar. Y los ciclos de las empresas, también. El reto no está en la tecnología. Está en nosotros y en nuestras compañías y equipos (Elena Alfaro, BBVA)
Cada nueva tecnología ha venido precedida de un relato salvador, una épica empresarial y una retórica de disrupción que no siempre ha correspondido a los resultados. El metaverso prometía redibujar la interacción digital y se ha quedado en una burbuja narrativa y comentario de humor en muchos de estos encuentros. El blockchain aún busca su aplicación cotidiana más allá de las criptomonedas. Y la IA, si bien promete ser la piedra angular de un nuevo orden, necesita ahora demostrar más que fascinar.
Así fue… el 6 Congreso de CIOs de APD
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Con más de 600 asistentes y la participación de cerca de 40 expertos, el encuentro contó con la colaboración de MasOrange y AuraQuantic como patrocinadores oro, de Akkodis, Bluetree, Decidata, Digital Realty, EasyVista, Fujitsu, Genesys, Microsoft, Red Hat e Intel, como patrocinadores plata, y de ZIUR como patrocinador sala. Fue, ante todo, una invitación a dejar de aparentar que lo tenemos todo claro, para empezar a avanzar con verdadero propósito. Como subrayó Emma Gómez, Directora General de APD, “el verdadero valor radica en abrir espacio a lo que no está dicho, a lo que aún no sabemos. La tecnología tiene que ser, más que nunca, conversación y compromiso».
«Este Congreso va sobre distinguir lo espectacular de lo transformador. Porque lo espectacular cuesta dinero… y lo transformador se puede medir». Con esta frase, Íñigo Polo (MasOrange) marcaba la línea que seguiría el encuentro. Y es que, en tiempos de hiperexigencia, la tecnología no puede ser un ‘recurso’ que se activa al final del plan: debe ser parte del punto de partida, del diseño mismo de la estrategia, al tiempo que las áreas de TI no deben limitarse a implementar herramientas o resolver problemas técnicos: deben formar parte activa de la toma de decisiones estratégicas.
Según datos del Observatorio Nacional de Tecnología, el 71% de las empresas medianas en España aún considera su área de TI como un soporte y no como una unidad estratégica. Esto contrasta con el 89% de las grandes compañías que ya la sitúan en su comité de dirección.
Como recordaba Javier Sirvent, evangelista tecnológico, «es probablemente el momento más lento que viviremos en adelante». Las organizaciones deben integrar tecnologías en ciclos cada vez más cortos, pero con la inteligencia de quien distingue urgencia de importancia. La convergencia exige una visión compartida entre dirección general y dirección tecnológica.
Con cifras que hablan por sí solas -solo el 15% de las empresas españolas con más de 10 empleados han integrado la IA, según la ‘Encuesta sobre el uso de las TIC y el comercio electrónico en las empresas’ realizada por el INE-, el debate se centró en cómo convertir el entusiasmo por la IA en capacidades reales. «No se trata de adoptar la IA por inercia, sino de comprender el propósito estratégico que la justifica», afirmaba Ilian Radoytsov (AuraQuantic). Para Elena Alfaro (BBVA), la clave está en acompañar la automatización con un cambio cultural transversal. Javier Rodríguez Zapatero (ISDI), por su parte, añadía: «La IA podría multiplicar por diez el PIB mundial en los próximos 20 años. Pero eso exige una nueva forma de trabajar y aprender».
No se trata de adoptar la IA por inercia, sino de comprender el propósito estratégico que la justifica (Ilian Radoytsov, AuraQuantic)
Según un estudio de McKinsey (2024), las compañías que adoptan IA con una hoja de ruta estructurada mejoran su rentabilidad hasta un 35% en tres años. Pero la condición es clara: no basta con el modelo. Hay que rediseñar procesos, gobernanza y ética de uso. La clave para dar este salto, según los expertos, está en integrar la IA en la cadena de valor sin romper lo existente, pero sí reinventándolo. Esto implica desde rediseñar experiencias de cliente hasta automatizar decisiones operativas en tiempo real.
Ya no se trata de elegir entre nube pública o privada. Se trata de definir un stack personalizado, adaptado al ciclo de negocio y capaz de escalar sin depender del legacy. «Con cada nueva generación de procesadores se duplica el rendimiento», explicó Mario Buritica (Intel). Mientras, Jorge Barrero (COTEC) resumía la filosofía de fondo: «Todo a la vez, en todas partes ya no es una metáfora: es la nueva realidad empresarial».
Un informe reciente de Accenture advierte: las empresas que logren integrar IA, datos y edge computing en un stack unificado podrán acortar sus ciclos de innovación un 40% frente a sus competidores. Ahora bien, se abren nuevos desafíos: cómo gobernar ese stack, cómo escalarlo con seguridad y cómo combinar desarrollo propio con plataformas externas sin perder identidad digital.
La IA no existe sin infraestructura. Centros de datos, conectividad, latencia y seguridad son hoy activos estratégicos. «Sin infraestructuras no hay economía digital. Igual que se necesitan carreteras, se necesitan centros de datos cercanos al usuario», apuntó Robert Assink (Digital Realty).
Las voces más expertas del ecosistema tech tiene subrayan que el mensaje es claro: el crecimiento exponencial del procesamiento exige planificar desde hoy dónde y cómo desplegamos nuestra capacidad digital. Y eso afecta al modelo de negocio, a la inversión y a la geoestrategia. Y es que una infraestructura preparada para IA debe tener siete características clave: escalabilidad, velocidad de procesamiento, gestión energética, interoperabilidad, redundancia, cumplimiento normativo y capacidad de gobernanza algorítmica.
Siete claves de las infraestructuras para IA: escalabilidad, velocidad de procesamiento, gestión energética, interoperabilidad, redundancia, cumplimiento normativo y capacidad de gobernanza algorítmica.
No solo se trata de dónde está el dato, sino de cómo se procesan las decisiones. Este aspecto se vuelve todavía más crítico ante la próxima irrupción de modelos fundacionales propios, soberanía digital y exigencias de sostenibilidad energética de las operaciones IT.
En este bloque, el Congreso profundizó en los cambios que ya están redefiniendo la relación entre humanos y máquinas. Vibe Coding y Zero Human Code son solo dos ejemplos de una nueva programación basada en lenguaje natural, automatismos y agentes inteligentes.
«Vamos hacia interfaces en los que los usuarios no interactúan con botones, sino con intenciones», señaló José Manuel de la Chica (Santander). Para Agustín Cuenca (Entaina), «el desarrollador ya no controla todo: fluye con el sistema».
La IA requiere de un esfuerzo cognitivo superior. Los júnior lo tienen complicado ahora mismo. No tienen la experiencia de los sénior, y la IA llega para hacer las tareas más sencillas y monótonas (Agustín Cuenca, Entaina)
Sin embargo, “la IA requiere un esfuerzo cognitivo superior”, alertó Cuenca. De la Chica coincide con el. “La IA igual te da tres respuestas y las tres son correctas y tú debes de elegir. Los AI Workers o AI ingeneers precisan de una supervisión experta”. En este punto, surge la cuestión de qué futuro espera a los júnior. “No tienen la experiencia ni el conocimiento aún… y esas tareas repetitivas las hace la IA… lo tienen complicado”, indicó Agustín Cuenca.
Y lo cierto es que el futuro pasa por integrar herramientas que aprenden, sugieren y actúan con menos supervisión y mayor impacto. Tanto es así, que diversos estudios apuntan a que el diseño UX tradicional está siendo sustituido por «diseños de comportamiento conversacional». Y que los LLM como front-end producirán conversiones hasta 7 veces superiores al tráfico web tradicional. Sin duda, transformaciones nada accesorias, pues anticipan un modelo operativo en el que los equipos humanos se centrarán en la supervisión y el criterio, mientras los sistemas ejecutarán tareas con autonomía contextual.
Jesús Herrero, Director de Servicios Públicos Digitales de Red.es, ofreció al inicio del Congreso una reflexión inspiradora sobre el liderazgo tecnológico: “CIO es un término que se queda corto. Cambiaría la ‘I’ por una ‘F’, porque no sois solo responsables de la INFORMACIÓN, sois líderes del FUTURO. Cada decisión que tomáis impacta no solo en vuestra organización, sino también en vuestra vida y en la de quienes os rodean”
El CIO vive hoy un momento paradójico. A más protagonismo, más presión. La democratización de la tecnología exige nuevos liderazgos, estructuras planas y visión de negocio. «El CIO ya no es un perfil técnico aislado. Debe comprender marketing, logística o RRHH y traducirlo en tecnología», destacó Arantxa Palacio (Genesys).
Desde AMETIC y Fujitsu se recordó que el reto también está en atraer talento joven y diverso, y generar sentido de pertenencia. Las empresas que lideren el futuro serán aquellas que hoy empiecen a construirlo.
Christian Arévalo lo resumía así: «Decir adiós al área tradicional de TI es decir hola al futuro de la organización». El CIO ya no es quien administra servidores, sino quien anticipa futuros posibles.
Carme Artigas recordó que hay fondos públicos y convocatorias que no se están aprovechando a fondo y animó a las compañías a informarse y prepararse para aprovecharlos y dar un salto de futuro tecnológico
El reto para el CIO, por tanto, no es solo mantenerse actualizado. Es convertirse en motor de transformación desde una posición de influencia y diálogo transversal, visión compartida con el CEO y un buen equipo a sus espaldas. “Igual necesitamos a más gente entendiendo bien dónde están las oportunidades de negocio y menos gente programando”, apuntó José Manuel De la Chica desde Banco Santander. En este sentido se dirigió al auditorio Carme Artigas, Senior Fellow del Harvard Belfer Center y Ex-Copresidenta del Consejo Asesor de IA de Naciones Unidas. En conversación con Luján Arguelles, que fue la conductora de todo el Congreso, Carme Artigas animó a las empresas a estudiar a fondo las convocatorias de ayudas e impulso a la digitalización desde las entidades públicas nacionales y europeas. Hay fondos que no se están aprovechando, alertó Artigas.
Esas oportunidades de negocio también se dieron en el café de la mañana, el almuerzo en el Riu Plaza de España y en el cierre final con música en directo. Espacios compartidos para el networking y las relaciones entre directivos y compañías. Espacios siempre impulsados por APD.
Fue el cierre de este 6 Congreso Nacional de CIOS.
Es irónico (y esperanzador) que una de sus principales conclusiones sea que, a más tecnología, más necesaria la visión humana.