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La sostenibilidad no consiste únicamente en ofrecer buenos resultados financieros

El propósito de una empresa y los valores sobre los que se sustenta son conceptos que deben expresar no solo el porqué de la propia existencia de la empresa, sino también el cómo se debe integrar y relacionar con la sociedad en la que opera.

Ni el propósito ni los valores son conceptos nuevos. Todo lo contrario. Existen desde hace mucho tiempo, al menos en la tradición de gestión empresarial europea, posiblemente en contraposición a la tradición anglosajona, donde se han ido incorporando más recientemente.

En la cultura de muchas de las organizaciones europeas siempre ha existido el propósito más allá de la maximización del beneficio para los accionistas.

El propósito de una entidad financiera no puede ser otro que seguir apoyando a empresas y familias a través de la financiación de proyectos y la prestación de servicios financieros

Pero es verdad que esta discusión está tomando cada vez más relevancia a nivel global. Creo que detrás de esto seguramente hay muchas razones, pero yo apuntaría a tres:

  • Por un lado, es evidente que las sucesivas crisis económicas que hemos padecido en las dos últimas décadas han dejado una profunda huella en muchas sociedades. En la española, sin ninguna duda. Las recuperaciones económicas que han sucedido tras las respectivas crisis no han favorecido a todos por igual, quedando parte de la sociedad descolgada de esa recuperación.
  • Por otro lado, grandes movimientos estructurales, como la globalización o la digitalización, que, aunque en términos generales han contribuido a un incremento importante de la riqueza y el bienestar mundial, también han favorecido la desigualdad social en los países desarrollados, especialmente afectando a población con menor nivel de formación.
  • Y, por último, venimos arrastrando desde hace algunas décadas un modelo de producción industrial y de consumo que está dejando una huella profunda en el medioambiente. La discusión sobre la sostenibilidad medioambiental está cobrando cada vez más relevancia.

Apoyando el desarrollo socioeconómico de la sociedad

Todos ellos son factores que han impulsado y siguen impulsando el debate sobre el propósito de las empresas. Factor que nos obliga continuamente a repensar los modos en que las empresas pueden tener un impacto positivo neto en la sociedad, más allá del desempeño financiero.

En el caso de las entidades financieras, el propósito tiene que estar íntimamente relacionado con el apoyo al desarrollo socioeconómico de la sociedad en la que operan.

Un proyecto es sostenible en el tiempo solo si la sociedad quiere que exista, si ve su utilidad

Por lo tanto, aterrizando este marco general, el propósito de una entidad financiera no puede ser otro que seguir apoyando a empresas y familias a través de la financiación de proyectos y la prestación de servicios financieros. Y además, hacerlo de una forma eficiente y sostenible, porque esta es, sin duda, la mejor contribución que podemos hacer a día de hoy a la recuperación socioeconómica de la sociedad.

Sobre la base de principios y valores arraigados

Pero para que este objetivo sea sostenible se debe basar en principios y valores bien arraigados. Principios que deben contemplarse no como restricciones a un modelo de orientación al accionista, sino como parte constitutiva y consustancial de la definición de la estrategia de una empresa.

Porque la sostenibilidad consiste no solo en ofrecer buenos resultados financieros, que por otra parte son totalmente necesarios, sino también en alcanzarlos de un modo en que también se beneficie a todos los grupos de interés con los que se interrelaciona. Incluyendo a los accionistas, pero también a empleados, clientes y a las comunidades en las que opera.

La sostenibilidad consiste no solo en ofrecer buenos resultados financieros, sino también en alcanzarlos de un modo en que también se beneficie a todos los grupos de interés con los que se interrelaciona

Por supuesto que cualquier empresa, en primer lugar, tiene que ser rentable, tiene que ser capaz de remunerar a sus accionistas. Pero, para que esta rentabilidad sea sostenible en el tiempo, tiene que contar con todos sus grupos de interés, empezando por sus propios clientes, ofreciéndoles un servicio excelente. Y para ello, es imprescindible contar con un equipo comprometido cuyo único objetivo sea satisfacer las necesidades de la clientela.

Combinando ambos aspectos, la empresa generará rentabilidad cumpliendo así su compromiso con los accionistas.

Y, por último, un proyecto, además, es sostenible en el tiempo solo si la sociedad quiere que exista, si ve su utilidad.

Yo soy un firme convencido de que la sostenibilidad de una empresa depende de que la sociedad, los ciudadanos, entiendan que sea útil para ellos. Este es el proceso que nos debe llevar a que la empresa aporte bienestar a la sociedad, y que la sociedad se lo reconozca.

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