Cuando hablamos de space economy nos referimos al conjunto de actividades económicas relacionadas con el espacio. Es decir, infraestructuras, datos, servicios y tecnología. Y, en la actualidad, ya no es una visión futurista reservada a películas de ciencia ficción o a las agencias espaciales gubernamentales. Es una realidad tangible y en expansión que combina tecnología, innovación y negocio en una nueva dimensión: el espacio. Desde infraestructuras en órbita hasta el uso de datos satelitales para mejorar sectores tradicionales como la agricultura o la movilidad, la economía espacial está generando oportunidades con un impacto creciente. Y en este contexto, las empresas privadas están asumiendo un papel cada vez más determinante.
Space economy es el conjunto de actividades económicas que se desarrollan en torno a la exploración, utilización y comercialización del espacio. Esto incluye la fabricación de satélites, el lanzamiento de cohetes, la creación de infraestructuras en órbita o el desarrollo de software espacial. Pero, también cada vez más, el aprovechamiento de datos satelitales para múltiples industrias.
De acuerdo con la Agencia Espacial Europea (ESA), esta economía se extiende desde la industria aeroespacial tradicional hasta la integración de soluciones basadas en el espacio en sectores como:
Hablamos de un ecosistema que no solo se está consolidando, sino que muestra un crecimiento sostenido. Impulsado por la bajada de costes tecnológicos, la aparición de nuevos actores privados y la digitalización global. La space economy, pues, representa ya cientos de miles de millones de euros y se espera que siga aumentando su peso en la economía mundial durante las próximas décadas.
De esta forma, la space economy no es una tendencia reservada solo a las grandes ponencias. Es ya un componente activo de la economía global. Y eso lo demuestran iniciativas como la exploración lunar, el desarrollo de satélites miniaturizados o incluso el turismo espacial. Además, la participación del sector privado está rompiendo barreras de acceso, democratizando la entrada al espacio y generando valor tangible para múltiples sectores productivos.

La irrupción de la economía espacial no es solo un asunto que atañe a gobiernos o grandes corporaciones tecnológicas. También se abren oportunidades para empresas de todos los sectores, incluidas pymes e industrias tradicionales:
Así pues, la space economy no es una promesa de futuro. Es ya una realidad económica viable, en expansión, y con potencial de transformar tanto la industria como la sociedad. De esta forma, para los directivos y sus equipos, mirar al cielo se puede convertir en una acción estratégica necesaria. Porque incorporar la visión espacial en la planificación empresarial puede significar adelantarse al resto. Y aprovechar nuevas fuentes de datos, anticipar riesgos, ganar agilidad y contribuir a una innovación sostenible.