La Inteligencia Artificial (IA) y el Internet de las Cosas (IoT) han transformando de forma decisiva la manera de interactuar de personas, empresas y administraciones públicas. En el ámbito empresarial, la IA tiene la capacidad de aumentar el valor creado por las implementaciones IoT en empresas independientemente del sector al que estas pertenezcan. A medida que se acumulan más datos de los dispositivos conectados y se ingresan en los algoritmos de IA, el impacto en las personas y en las empresas aumentará, siendo inevitable que la combinación de IA e IoT nos lleven hacia un futuro altamente automatizado donde el uso inteligente de datos nos ayudará a tomar mejores decisiones para nuestros proyectos empresariales.
La combinación de IA e IoT nos lleven hacia un futuro altamente automatizado donde el uso inteligente de datos nos ayudará a tomar mejores decisiones
Y, según Luis Ramón Surutusa, Director Data Analytics en CYC, hay un ámbito sectorial que claramente se verá beneficiado: «Si bien es cierto que la IA y el IoT encuentran aplicación en múltiples sectores, cuando las aplicamos en la Industria 4.0 estas tecnologías se alinean perfectamente con los objetivos de este tipo de entidades, porque les da una nueva oportunidad para mejorar sus procesos productivos. Y lo hacen, además, permitiéndoles avanzar hacia una mayor sostenibilidad de esos procesos productivos, y de una forma muy alineada con lo que es la filosofía y la metodología tradicional de la mejora continua en las organizaciones industriales».
Un impacto que también se verá reflejado en el ámbito laboral, tal y como apunta José Javier Arana, Director de IT Manufacturing en Bridgestone. «Más allá de la Inteligencia Artificial, hay que trabajar mucho en la democratización de los datos. Si tienes una cantidad ingente de datos y los ofreces a toda la organización, obtendrás un gran valor añadido. Es importante tener muchas cabezas pensando. Hay que habilitar a la gente en el uso de los datos, y en moverlos estructuralmente a la nube para el reporting, para que los empleados lo consuman y hagan sus propios análisis, y para que los arquitectos de datos puedan desarrollar proyectos estructurales«, señala.
Algo en lo que coincide René González Castro, Director corporativo de Estandarización de Equipos y Fabricación Avanzada en Gestamp: «El IoT más complejo tiene que ser más masivo; tiene que tener bidireccionalidad, es decir, tienes que ser capaz de interactuar con los equipos desde el software. Ha de ir acompañado de trazabilidad, pues es la única forma de relacionar el mundo físico con el virtual. Y tenemos que pensar en clave de producto, es decir, tenemos que recoger todo aquello que tenga influencia en el producto final».
Porque el teletrabajo, las reuniones telemáticas o la explosión del e-commerce solo han sido la punta del iceberg de lo que está por venir. Y, por otra parte, parece evidente que un mundo más digital debe llevarnos a un mundo más concienciado con el cambio climático y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU de cara a 2030. De ahí que la sostenibilidad empresarial se haya convertido ya en factor clave. Sin embargo, ¿cómo se puede articular la sostenibilidad desde una visión estratégica? Y, sobre todo, ¿qué papel jugarán en los próximos años los nuevos campos tecnológicos en los que más se invertirá, como el IoT?
Un mundo más digital debe llevarnos a un mundo más concienciado con el cambio climático y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU de cara a 2030
Anna Casals Terré, Head of Innovation Celsa Group Spain and France, lo tiene claro: “Nuestro reto es la sostenibilidad. Somos una empresa industrial, tenemos un fuerte impacto medioambiental y nuestro CEO está muy concienciado de que la industria tiene que ser parte de la solución del cambio climático. Este es nuestro reto, intentar ser lo más circulares posibles. Producimos acero a partir de la chatarra, es decir, nuestro acero ya es circular. Pero tenemos que poder trazar ese acero, y estamos trabajando en solventar ese reto mediante una herramienta que para nosotros es la digitalización».
Por eso la inversión en IoT se ha convertido en una ventana de oportunidad. Se trata no solo de un mercado en auge dentro del inexorable proceso de digitalización de la sociedad Low Touch, sino que también supone un campo vehicular para la lucha contra el cambio climático: de aquí a 2030, las Tecnologías de la Información, incluido el IoT, habrán reducido un 20% las emisiones de dióxido de carbono, según el informe Smarter2030, elaborado por Accenture y GeSI.
Y en este contexto de transición ecológica impulsada desde las instituciones españolas y europeas, el IoT se perfila como una herramienta capaz de modernizar productos, servicios o incluso espacios físicos en hogares, oficinas y ciudades. Pero también ha verse como un valor añadido a la hora de anticiparse al futuro. Especialmente en lo que se refiere al plano de la seguridad jurídica: la inversión temprana en materia de IoT, IA o la minería de datos permite una mejor adaptación la legislación actual y por venir.
De aquí a 2030, las Tecnologías de la Información, incluido el IoT, habrán reducido un 20% las emisiones de CO2
Es más, invertir también implica una rentabilidad a medio y largo plazo: según el citado informe Smarter2030, el conjunto de las TIC, incluido el IoT, generará un beneficio anual global de 10 billones de euros a los stakeholders (5,7 billones de euros de retorno y 4,3 billones de ahorro directo o indirecto). Todo ello sin mencionar que invertir en IoT puede suponer numerosas ventajas competitivas: desde la automatización de tareas u optimización de procesos hasta perfiles más detallados del usuario, reducción de costes, menor consumo de energía o menor dependencia de espacios físicos para la producción.
