Abel Álvarez, CPTO de Luckia, defiende un liderazgo tecnológico que impulse la innovación desde cualquier área de la organización. Para él, el intraemprendimiento nace de una simbiosis real entre negocio y tecnología, donde el rol del área técnica es facilitar, anticiparse y traducir las ideas en soluciones tangibles.
El liderazgo tecnológico es clave en el emprendimiento corporativo para que la organización pueda sentirse arropada a la hora de materializar ideas innovadoras y eliminar cualquier freno que pueda existir cuando alguien no técnico se enfrenta a la tecnología.
La innovación puede surgir en cualquier lugar de la compañía, aunque es más probable que tenga su germen en las áreas de negocio, que son las que están más conectadas con los clientes. El área de tecnología tiene que ser quien propulse esa idea, la cuantifique y la lleve a la práctica.
La tecnología nunca debe ser reactiva. La clave es lograr una simbiosis entre negocio y tecnología para entender las necesidades que el negocio demanda y que la tecnología pueda responder a ellas con la mayor inmediatez posible. En Luckia, junto a nuestra red de partners de referencia, estamos en una constante búsqueda de soluciones y mejoras tecnológicas que nos permitan anticiparnos a situaciones futuras, tratando de allanar los procesos y simplificar los proyectos que realizamos en nuestro día a día.
Tenemos todas las que mencionas, la capacidad de crear sandbox para realizar una prueba, entornos de testing y servicios ‘APIficados’. Lo último ha sido una prueba de concepto que permite interactuar con toda la regulación del juego a través del lenguaje natural. Para ello hemos tenido que recopilar la regulación, dársela al modelo y entrenarlo con él. Pero, sobre todo, destacaría el espíritu familiar de Luckia como la clave para innovar. Esa escucha activa hacia los empleados y la autoexigencia para hacerlo siempre mejor es la clave para que podamos crear ideas en cualquier rincón de la compañía y llevarlas a cabo.
La tecnología se ha democratizado en cuanto a su uso, pero los perfiles técnicos son cada vez más decisivos y podemos comprobar como cada vez están más especializados. El entorno tecnológico se ha vuelto más complejo porque los servicios que se ofrecen son cada vez más completos, pero, a la vez, queremos que puedan ser consumidos por cualquiera. Un ejemplo claro es nuestro servicio de colocación de apuestas. El consumo de datos en tiempo real, el análisis de probabilidades y establecimiento de cuotas, su procesamiento en tiempo real, las conversiones, la presentación al cliente, su selección y que luego se haga una apuesta previamente analizada por un sistema de riesgo… es un proceso complejo, donde detrás hay mucha tecnología, pero luego es sencillo para el cliente.
De momento Vibe Coding hay que verlo como un asistente de programación. Lo estamos empleando para proponer formas de resolver defectos del código y para crear casos de pruebas, pero siempre supervisado por un técnico. Aunque seguro que irá a más y a mejor, la adopción será progresiva. Es necesario que se cree una atmósfera de confianza entre los programadores y estas tecnologías que faciliten su adopción permanente. El Zero Human Code, sin embargo, creo que en el momento actual es ciencia-ficción. Puede darse algún caso aislado, pero pensar en que las propias máquinas se autoprogramen o se reparen solas, suena a futuro no inmediato. Sobre todo, si pensamos que hay sectores de la economía que todavía sustentan sus negocios en tecnologías de hace más de 30 años.
Todas estas tendencias irán transformando las formas de hacer código y los perfiles profesionales irán evolucionando, así como su formación. Pero no hay que apresurarse, todos estos procesos irán sucediendo de forma gradual.
Empieza a estarlo. Desde hace tiempo trabajamos con modelos de IA operativa, como machine learning o deep learning, que se aplican muy bien a nuestros casos de uso más tradicionales: detección de comportamientos anómalos, predicciones, detección de fraude… modelos basados en datos de actividad. La IAG la incorporamos al mundo del desarrollo del código para acelerarlo, generar documentación técnica, actas de reunión, textos legales preliminares… Existe un sinfín de escenarios donde la IAG nos puede ayudar. Aunque también hay que ir poco a poco. Se trata de hacerlo de forma responsable, que es la forma de asegurar su integración. Creo que ahora estamos en una fase de no equivocarnos, más que de buscar grandes proyectos. Esta tecnología está en una fase muy incipiente y evoluciona día a día.