Hoy, Mallorca no solo busca mantener su liderazgo turístico, sino transformarlo en un modelo ético, resiliente y sostenible que responda a los retos demográficos y ambientales, dejando un legado sólido para las generaciones futuras. De todo ello charlamos junto a José Marcial Rodríguez, Conseller de Turismo del Consell de Mallorca, en la presente entrevista.
En julio de 2023, momento en el que se constituyó el nuevo gobierno del Consell de Mallorca, establecimos como objetivo prioritario evolucionar la gestión turística con el fin de transitar hacia un modelo más sostenible, socialmente consciente y respetuoso con el medioambiente. El modelo actual, tras años de liderazgo turístico, necesita renovarse, y necesita hacerlo a partir de un claro enfoque en la mejora de la convivencia entre residentes permanentes y temporales, adaptando así el turismo a la realidad social de la isla. En este sentido, la visión del Consell se basa en proteger y regenerar las cualidades que hacen de esta isla un lugar único para vivir y visitar, poniendo siempre en primer lugar al residente. Para ello, proponemos una estrategia muy clara con dos ejes fundamentales: pasar de un crecimiento lineal a uno circular, basado en la economía circular, y promover la colaboración público-público con el objetivo de evitar bloqueos por competencias y fomentar una gestión turística más eficiente y coherente con los límites sociales.
Como Administración, debemos ser el altavoz de proyectos privados -referentes desde el punto de vista de la regeneración- vinculados, por ejemplo, con la apuesta del sector hotelero por el compostaje, con el reciclaje de mobiliario o con las investigaciones sobre la Posidonia, como las realizadas por Mallorca Preservation. Así, actualmente el Consell está enfocado en recopilar y dar visibilidad a estas iniciativas para mejorar su comunicación, especialmente hacia los residentes, pieza clave en el modelo de gestión. A través de un cambio en el enfoque de su promoción buscamos que los esfuerzos de sostenibilidad sean más valorados ya que, aunque en mercados emergentes como EEUU se percibe a Mallorca como un destino sostenible, las iniciativas locales aún no tienen el impacto que deberían de tener.
Desde el Consell tenemos muy claro que Mallorca enfrenta un desafío no de demanda, sino de gestión de la misma, y como tal, es vital modelarla a través de una oferta estructurada y legal. En este sentido, el primer paso es la lucha contra la oferta ilegal, lo que consideramos prioritario en esta legislatura, y lo hacemos trabajando con la oferta legal en dos grandes ámbitos: mejorando la simplificación administrativa y la digitalización, y trabajando con el sector privado a nivel normativo para crear un reglamento con el fin de que las empresas sepan qué normas tienen que cumplir, tengan el cumplimiento muy claro y para que la Administración tenga una capacidad de control mucho más ágil.
Mallorca ha tenido la habilidad de pasar de ser una economía de subsistencia antes de los años 50 a convertirse en una economía que hoy se permite el lujo de decir que no tiene un problema de demanda. Por supuesto, ha contado también con la capacidad de aplicar la tecnología y la innovación a la gestión turística, y por eso nuestras empresas de innovación sirven a empresas turísticas de todo el mundo. Y ese modelo de liderazgo que ha acompañado a Mallorca durante todos estos años es el que ahora tiene que ser el trampolín para crear ese tercer liderazgo que ha de cambiar ‘la conversación’, creando un nuevo modelo de interpretar la actividad turística para adaptarse a los nuevos retos del futuro, que vienen principalmente definidos por dos grandes elementos: un desafío demográfico, y un reto ético centrado en la responsabilidad tanto de residentes como de turistas que apunte a la convivencia y al desarrollo sostenible y resiliente.
En primer lugar, se ha intensificado la lucha contra la oferta ilegal con el aumento de inspecciones y con sanciones más severas, que ahora alcanzan los 80.000 euros. Se han revisado las reincidencias, encontrando que un porcentaje significativo de infractores continúa operando ilegalmente, lo que ha llevado a reestructurar el Departamento de Inspección.
En el ámbito de la innovación y bajo la aspiración de construir un nuevo modelo de gestión ética de los recursos -que hemos llamado ‘Mallorca Bitácora’-, por un lado estamos desarrollando en colaboración con el ámbito universitario una Plataforma Inteligente de Destinos como modelo de captación de información territorial y municipal con el objetivo de conseguir una mayor productividad administrativa, para mejorar la información de que disponemos en tiempo lo más real posible y para poder trabajar con predicción, y que será el núcleo de la futura Unidad de Inteligencia de Monitorización,- y, por otro, construyendo una carpeta digital para gestionar la oferta legal de manera más ágil y eficiente. El objetivo no es otro que consolidar una administración proactiva, exigente, flexible, previsible, simplificada y ágil.
Asimismo, desde el plano territorial y bajo la filosofía de que ‘la gestión del turismo del futuro no se entenderá si no se hace desde lo local a lo global’, estamos llevando a cabo exhaustivos análisis -de ocupación, de consumo de agua, de inversión- en múltiples municipios de la isla para posteriormente presentar las conclusiones a la sociedad civil bajo el formato de foros con el fin de concienciar acerca de la influencia de la actividad turística en cada territorio.
Por último, recientemente presentábamos la nueva marca Mallorca, y a través de la Fundación Mallorca Turismo estamos trabajando para concienciar al residente permanente de cómo trabajar dentro de la actividad turística, y al residente temporal de la importancia de proteger y regenerar nuestra isla, que es el legado que dejaremos a las generaciones futuras-.