EL NUEVO DIRECTIVO 5.0
Estamos sufriendo una transformación de la fuerza de trabajo que compromete a las organizaciones a repensar sus estrategias en Recursos Humanos.
Ahora, reciclarse, aprender y potenciar el desarrollo de nuevas capacidades y habilidades son las claves para no quedarse fuera del mercado laboral.
La revolución tecnológica hará que muchos empleos desaparezcan, pero otros nuevos surgirán con fuerza y debemos estar preparados. Las soft skills ganan terreno y se posicionan como motor para impulsar el cambio y la innovación en la cultura de la organización.
¿Cómo deben reaccionar las organizaciones en un entorno inestable y sustentado en la aceleración de los cambios? Rémi Diennet, Director de Badenoch + Clark España, nos descubre las claves.
Desde hace décadas y, sobre todo más recientemente, el mundo del trabajo está en continuo cambio. Por lo tanto, los requisitos para desempeñarlo también están en constante evolución. Así, la capacidad de aprender, cambiar y adaptarse a las circunstancias se vuelve mucho más importante que cualquier otro conjunto específico de habilidades. Lo llamamos LEARNING AGILITY, o lo que es lo mismo, AGILIDAD DE APRENDIZAJE.
Learning Agility se puede describir como «saber qué hacer cuando no sabemos qué hacer» o «ser capaz de aprender a aprender de nuestros errores». Requiere una mentalidad abierta y receptiva, una capacidad para recibir feedbacks y una gran habilidad para adaptarse a nuevas situaciones y nuevos problemas que surgen en el negocio. Se trata, sin duda, de una las capacidades más valiosas para avanzar con éxito en tiempos difíciles y volátiles.
La crisis ha acelerado e intensificado la necesidad de que los líderes cambien las operaciones de su organización a la vez que reinventan las estrategias y los modelos de negocio.
Incluso para los que no están pasando por una revolución completa, la necesidad de cambiar, adaptarse e innovar es real, así como la necesidad de desarrollar nuevas habilidades.
El tipo de habilidades y competencias que se requieren sí que vendrá influenciado por el tamaño de la empresa, la especificidad del sector y la función que desempeña.
No existe una fórmula exacta para construir una empresa capaz de soportar el clima de cambio e incertidumbre en el que vivimos. No obstante, transformar, actuar e innovar puede ser una de esas premisas.
Hubo un tiempo en el que esta fórmula consistía en construir un equipo que tuviera la experiencia técnica y la experiencia laboral necesarias para ejecutar «el plan». Hoy no es suficiente. Por eso, creemos que las habilidades duras son importantes, pero no suficientes.
Cada vez más, las empresas necesitan ser más ser más dinámicas y flexibles y estar interconectadas unas con otras. Requieren nuevas estructuras, comportamientos y hasta una nueva cultura de la organización. Las habilidades sólidas son importantes, como dije antes, pero las habilidades blandas son el factor clave para impulsar el cambio dentro de las organizaciones con éxito. Además, las habilidades blandas son fundamentales porque:
Ya antes de la pandemia, las revoluciones tanto a nivel tecnológico como en lo que automatización se refiere, las preferencias de los consumidores y los modelos de negocio venían condicionando a todos los trabajadores a nivel mundial. Desde hace años, el reskilling y el upskilling se han convertido en prioridades fundamentales para desarrollar nuevas habilidades, liderar la transformación del negocio e impulsar el rendimiento, pero también:
Para mejorar el éxito empresarial: Abordar la brecha de capacidades dentro de las organizaciones, especialmente en relación a los planes de sucesión, proporciona varios beneficios. Entre otras cosas, permite la construcción de equipos más diversos. Además, suele ser más rentable y más rápido capacitar a los talentos existentes en lugar de contratar a alguien nuevo.
Para mejorar la retención de trabajadores: nadie quiere trabajar en una empresa que no invierte lo suficiente en el desarrollo profesional de sus empleados. Tanto el upskilling como el reskilling garantizan que el conjunto de habilidades de los empleados no se vuelva obsoleto. Además, es una muestra de que la empresa se preocupa por la trayectoria profesional y futuro de sus trabajadores.
Para mejorar la autoestima de los empleados: los empleados que tienen oportunidades de formación y desarrollo son más felices en sus funciones y tienen una mejor perspectiva de su futuro en la empresa. Volver a capacitar a nuestra fuerza laboral, les ayuda a ver el camino hacia el avance profesional y los motiva con posibles nuevos retos. Saber que están trabajando para lograr algo que mejorará sus vidas crea un sentido más profundo de propósito.
Para aumentar la satisfacción del cliente: los trabajadores felices traen consigo clientes felices. Si los trabajadores están más contentos con su empresa y creen en lo que hacen, lo hacen mejor. Además, el upskilling y el reskilling mantienen a nuestra fuerza de trabajo al día en lo que a tendencias de la industria se refiere. Esto les permite ofrecer las mejores recomendaciones y conocimientos a clientes. Los clientes están dispuestos a pagar si a cambio trabajan con un equipo proactivo y con más conocimientos.
Para aumentar el conocimiento de la marca: cuando los empleados tienen un sentido de propósito con su empresa y los clientes están contentos con su trabajo se convierten en embajadores de la marca. Eso significa que es más probable que recomienden su organización a su red de amigos, antiguos colegas y familiares, etc.
El mundo ha cambiado al igual que nuestra forma de trabajar. Aunque la incertidumbre premia en el presente, hay un aspecto sobre el que no cabe la menor duda: para tener éxito en el mundo de hoy y de mañana, los talentos necesitan más que nunca ser ágiles, capaces de adaptarse y resilientes. Así, las habilidades que marcarán la diferencia y harán de un trabajador un líder son: