¿Cómo fomentar que las organizaciones apuesten por incentivar la innovación? Existen incentivos fiscales, y están respaldados por ley. Concretamente, el origen se remonta a la la Ley 43/1995, de 27 de diciembre. Se trata del Artículo 33 del Impuesto sobre Sociedades (IS), donde se habla de la deducción por la realización de actividades de investigación y desarrollo.
Siendo uno de los más antiguos por la realización de proyectos y actividades de I+D+i, ha evolucionado durante el paso del tiempo en diferentes aspectos como en las nuevas definiciones de las propias actividades, así como en la variación de los porcentajes de deducción.
Desde la entrada en vigor de la Ley 27/2014, de 27 de noviembre, del IS, vive su periodo de mayor estabilidad, y actualmente supone el principal respaldo relacionado con la ejecución de este tipo de proyectos.
La inversión en I+D+i en 2017 se situaba en el 1,19% del PIB frente al 1,22% del 2015, muy lejos del 3% marcado por Europa para 2020
Para la justificación de la consignación y aplicación de las deducciones fiscales por I+D+i, las empresas deben generar documentación que permita justificar a nivel técnico que estas actividades cumplen con las definiciones de actividades de Investigación y Desarrollo, e Innovación Tecnológica, así como cuantificar el gasto deducible con la finalidad de poder calcular la cifra de deducción asociada, ya que cabe destacar que no todos los gastos son deducibles.
Si bien no existe un proceso definido para preparar la documentación técnica justificativa, si hay diferentes herramientas que permiten poder justificar las actividades y proyectos de I+D+i, como son los certificados emitidos por agencias acreditadas por la Entidad Nacional de Acreditaciones de Certificación y los Informes Motivados Vinculantes emitidos por diferentes organismos, aunque su obtención no es obligatoria para la consignación y aplicación de las deducciones.
Este incentivo se caracteriza por diferentes aspectos que lo hacen muy atractivo para las empresas, lo que le permite ser uno de los más exitosos y recurrentes entre aquellas que realizan y ejecutan proyectos y actividades de I+D+i:
Los datos del INE emitidos el 27 de noviembre de 2017 eran claros. La inversión en I+D+i en 2017 se situaba en el 1,19% del PIB frente al 1,22% del 2015, muy lejos del 3% marcado por Europa para 2020, por lo que si realmente España quisiera alcanzar este objetivo, debería de incentivar a las empresas a realizar este tipo de inversiones. Y para conseguirlo debería mantener la estabilidad de este incentivo, así como hacerlo más atractivo y accesible, siendo posibles medidas las siguientes:
Como conclusión, siendo las Deducciones Fiscales por I+D+i el principal Incentivo Fiscal Nacional para fomentar las actividades de I+D+i en las empresas, es responsabilidad del Estado Español, proporcionarle la estabilidad y accesibilidad que se merece, así como hacerlo más atractivo para las empresas, en la medida de lo posible.