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Los datos de inversión son cada vez más positivos. La innovación en España batió su récord de inversiones y creció por encima de la media europea. Según el informe anual de ASCRI, alcanzó los 417 ME de inversión, repartidos en 519 inversiones.
Los fondos internacionales mantienen su apuesta por las startups españolas, aunque con menos intensidad. Esta tendencia continúa y se espera superar las cifras de inversión del año pasado. En junio de 2019 se han invertido ya 44 ME más que el ejercicio anterior en tecnológicas españolas.
La inversión de España en I+D en 2017 fue de 14.052 ME, 792 millones más que el año anterior, lo que supone un aumento del 6%
Esto no solo nos dice que cada vez se invierte más en tecnología en España, sino que también nos da varias pistas sobre cómo de atractivo es nuestro mercado emprendedor y por qué parece que empezamos a subirnos al carro de la Innovación con más solidez.
¿Qué ha cambiado? ¿Tenemos más emprendedores? ¿Más corporaciones con agenda de innovación y necesidad de diferenciación? ¿Más talento? ¿Más capacidad de inversión?
Seguramente todas son afirmativas, pero lo que más tenemos es experiencia. Hemos aprendido de lo que vemos en el exterior y lo estamos probando y aplicando dentro, lo que nos permite desarrollar nuestro conocimiento y crecer en base a la propia experiencia.
Según el ranking de innovación realizado por Bloomberg en 2018, que califica el gasto en Investigación y Desarrollo y la concentración de empresas públicas de alta tecnología, nuestro país se encuentra en el puesto 29, justo por detrás de República Checa, Hungría y Malasia.
No son datos muy alentadores, pero lo cierto es que el estudio se basa, en gran medida, en la inversión y desarrollo de los sectores de alta capacidad de innovación tecnológica, como son la nanotecnología, el instrumental científico, la microelectrónica, aeroespaciales o la farmacia avanzada, donde España no tiene un alto nivel de desarrollo industrial.
De acuerdo con el informe de COTEC, la inversión total de España en I+D en 2017 fue de 14.052 ME, 792 millones más que el año anterior, lo que supone un aumento del 6%. En la misma línea, según el informe de ASCRI antes mencionado, el sector de Ciencias de la Vida y Biotecnología fue el segundo con mayor número de operaciones.
España ya está en todos los foros internacionales de emprendimiento y ha creado los suyos propios con mucho éxito, donde acuden cada vez más inversores internacionales.
Es raro no encontrar una corporación española que no haya creado su propio programa de innovación, que no esté invirtiendo en la aceleración de intra-emprendendores o que no esté trasteando, adquiriendo, aprendiendo o trabajando en los ecosistemas de referencia nacionales e internacionales.
Por otra parte, las universidades han creado programas de desarrollo de soluciones innovadoras basándose en retos de mercado y, prácticamente, todas las grandes escuelas de negocio han incorporado cursos enfocados a la gestión estratégica de la innovación y a la adquisición de capacidades metodológicas ligadas al desarrollo de proyectos ágiles.
En mi opinión, España tiene que marcarse metas de innovación. Como lo ha hecho EEUU, incentivando el cumplimiento
de nuevos objetivos y conectando universidades y corporaciones con el tejido emprendedor, y facilitando el marco regulatorio y administrativo. Otro ejemplo es la apuesta de China, centrada en la especialización de tecnologías como la IA y con un marco regulatorio más laxo.
Hay que invertir en errar y aprender, en tecnología y en conocimiento, y darle mucho más peso al talento que tenemos y al que debemos atraer
También está el caso de Israel, con el desarrollo de ecosistemas de conocimiento tecnológico abiertos. Tenemos que seguir aprendiendo a invertir, a conectar instituciones públicas y privadas, y a ligar la educación y el talento con los grandes desafíos que tenemos por delante.
Hay que invertir en errar y aprender, en tecnología y en conocimiento, y darle mucho más peso al talento que tenemos y al que debemos atraer. Esos son nuestros deberes.
Hacer de los retos y necesidades que tenemos en la agenda de innovación un objetivo común como país.