Una de las lecciones de la salida de la última crisis económica en 2008 fue el protagonismo que adquirió el sector exterior y el papel de miles de pymes españolas, que buscaron en nuevos mercados demanda para sus productos y servicios. A nivel agregado contribuyeron al crecimiento de nuestra economía y a la creación de empleo de calidad. En estos momentos en los que redescubrimos el valor de lo local, la internacionalización sigue siendo una palanca fundamental para nuestro crecimiento. La aparente contradicción es sólo eso, una apariencia. Debemos darle a la internacionalización otra dimensión: más diversificación, más calidad y más autonomía.
Este será un año muy complicado para el comercio internacional, a la caída en la demanda hay que añadir otros elementos, muchos de ellos ya presentes antes, como el aumento de las restricciones a la exportación, la profusión de barreras no arancelarias y de restricciones técnicas, las campañas de fomento del consumo nacional, una movilidad restringida, o los efectos directos e indirectos de las guerras comerciales. Todo ello sin olvidar el nuevo marco regulatorio que afecta a las inversiones directas en muchos países. La internacionalización que viene será aún más compleja.
Debemos darle a la internacionalización otra dimensión: más diversificación, más calidad y más autonomía
Intuimos ya algunas de las variables que serán esenciales para abordar esta nueva etapa. La mayoría no son nuevas, pero ahora serán críticas: sostenibilidad y circularidad, digitalización, marca, valores, resiliencia de las cadenas de suministro y distribución, innovación y tecnología, flexibilidad y adaptación al mercado local, incluyendo aquí la forma de presencia en cada mercado.
Tenemos la suerte de contar en nuestro país con un impresionante ecosistema de pymes con amplia experiencia en mercados internacionales, flexibles y dinámicas. En el contexto actual el papel de las instituciones públicas, como es ICEX, se vuelve fundamental. Nuestras empresas necesitan apoyo para identificar oportunidades de forma rápida, reducir riesgos, acortar tiempos, penetrar en nuevos mercados y aprovechar todos los canales y todos los nichos, descubrir tendencias, establecer alertas y apalancar la imagen de nuestros sectores.
Una gran tarea que debe abordarse con transparencia y eficacia, evitando duplicidades y asegurando un uso eficiente de los recursos. Debemos trabajar entre todos para ampliar la base exportadora y que la creciente complejidad no disuada a las empresas con potencial de salir a los mercados exteriores. El futuro inmediato exige asumir la inestabilidad continua, entenderla, integrarla y aprovecharla. Ahí estaremos juntos.
