Tanto es así que, a partir de 2024, la Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD – Corporate Sustainability Reporting Directive) sustituirá a la Directiva 2014/95/UE. Una normativa que amplía los requerimientos para las empresas y abarca un mayor número de organizaciones implicadas. Y es que la sostenibilidad empresarial se ha convertido en una obligación para las empresas. Una organización que no contemple la sostenibilidad en su estrategia, está abocada a perder una gran ventaja competitiva y quedarse atrás. La aplicación de la CSRD será progresiva, desde el ejercicio de 2024 a 2028, y requiere de un enfoque estructurado y estratégico para su correcto cumplimiento.
La CSRD es una directiva que modifica la tradicional forma de llamar a este ejercicio de reporting: de “información no financiera” pasa a ser “información de sostenibilidad” y lo pone a la altura del informe financiero. Esta normativa pasa, además, a abarcar un mayor número de empresas implicadas. Si hasta ahora afectaba a unas 12.000, desde su aplicación el alcance será de 50.000.
El objetivo de esta norma pasa, fundamentalmente, por mejorar la transparencia y la responsabilidad en materia de sostenibilidad. Con esta normativa se homogeneizan los criterios y se equipara la información corporativa presentada entre organizaciones. Esto permitirá comparar informes ayudará a los inversores, consumidores, responsables políticos y otras partes interesadas a evaluar el rendimiento no financiero.
El Instituto de Informes de Sostenibilidad Corporativa CSRD es un referente clave que establece los lineamientos para que las empresas cumplan con las nuevas directrices de la CSRD.
La aplicación de esta norma se hará de manera progresiva a las diferentes empresas, abarcando un mayor número que hasta ahora. Las primeras organizaciones que tendrán que adaptarse, serán las de más de 500 empleados. Empresas que ya están sujetas a la NFRD. Estas deberán recoger datos para presentar el primer informe en 2025. La CSRD extiende sus requisitos a las entidades de interés público, asegurando que estas organizaciones presenten informes detallados sobre sostenibilidad de acuerdo con los nuevos estándares europeos.
Las siguientes en sumarse serán empresas no sujetas a la NFRD y aquellas de más de 250 empleados. En 2025 tendrán que recoger datos para presentarlos en 2026.
Por último, se sumarán las pymes cotizadas (excluidas microempresas), las empresas de seguros cautivas y algunas entidades de crédito pequeñas recogerán la información para entregarla en 2027.
El modelo de informes de sostenibilidad corporativa CSRD establece un marco claro y detallado en base a normas europeas para que las organizaciones presenten sus esfuerzos en sostenibilidad de manera estructurada y alineada con los estándares europeos
De esta forma, se evitan las discrepancias y se facilita la comparación entre informes de distintas empresas. A este fin se han aprobado los European Sustainability Reporting Standars o ESRS para el reporte de las empresas. Están dirigidos a configurar una información proporcionada pero exhaustiva de las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza. Los European Sustainability Reporting Standards (ESRS) son los principios fundamentales bajo los cuales las empresas deberán estructurar sus informes de sostenibilidad, asegurando la transparencia y la comparación entre diferentes organizaciones.
La CSRD exige que las empresas presenten un informe detallado sobre sus prácticas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), para garantizar que sus actividades no solo sean rentables, sino también responsables.
Los informes de sostenibilidad también deberán alinearse con los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, asegurando que las empresas contribuyan de manera activa a los compromisos globales en materia de sostenibilidad. Al integrar los impactos ESG en los informes, la CSRD convierte la sostenibilidad en un eje estratégico esencial, impulsando prácticas responsables y asegurando que las empresas desempeñen un papel activo en la mitigación del cambio climático y la transición hacia un futuro más sostenible. La CSRD impulsa a las empresas a adoptar principios de economía circular, asegurando que los informes de sostenibilidad reflejen un enfoque responsable hacia el uso de los recursos.
Al contrario que con los informes NFRD, estos nuevos informes de sostenibilidad deben ser auditados por terceros, garantizando la veracidad y la confiabilidad de la información. Esto puede ser el auditor de cuentas anuales de la empresa o un proveedor de servicios de verificación independiente.
Los verificadores deben cumplir con requisitos de formación, ética e independencia equivalentes a los de auditoría de cuentas y deben estar registrados oficialmente. La verificación asegura que los informes sean precisos, fiables y objetivos, lo cual es crucial para mantener la confianza de los inversores y otras partes interesadas.
La CSRD aplica un doble proceso de materialidad con el objetivo de identificar tanto los riesgos y oportunidades ESG de los modelos de negocio como el impacto que tienen las organizaciones en la sociedad y el planeta (doble materialidad). Por otro lado, se establece inicialmente un nivel de aseguramiento limitado sobre la información reportada, un aspecto que no se exigía anteriormente en el caso de la NFRD. El análisis de doble materialidad se convierte en una herramienta esencial bajo la CSRD, permitiendo a las empresas evaluar tanto los riesgos y oportunidades ESG como su impacto en la sociedad y el medio ambiente
Los nuevos informes que se han de elaborar, deberán incluir métricas específicas que reflejen el desempeño en sostenibilidad, como el impacto ambiental y la reducción de emisiones.
La huella de carbono es uno de los elementos clave que las empresas deberán reportar bajo la CSRD. La directiva no solo exige que las empresas calculen con precisión sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), sino que también implementen y documenten estrategias claras para su reducción. Las empresas deberán asegurar que su reporte de sostenibilidad también incluya el cumplimiento de los derechos humanos dentro de su cadena de suministro.
La aplicación de prácticas sostenibles en toda la cadena de suministro y la transparencia, promueven una sostenibilidad integral.
La llamada “taxonomía verde europea” es una vía para que inversores y empresas puedan diferenciar qué proyectos afectan (negativamente) al clima y al medio ambiente. La integración de la taxonomía en la CSRD transforma la sostenibilidad en una prioridad estratégica, alineando los intereses corporativos con las metas ambientales globales.
Las empresas han de presentar su informe de sostenibilidad junto con el informe financiero anual. Dichos informes deberán ser entregados dentro del plazo habitual de cierre contable, que varía según el país. Esta presentación anual requiere que las empresas implementen procesos sólidos para recopilar y verificar datos ESG.
En aras de mejorar la transparencia empresarial, que se venía comentando, otro de los puntos pasa por la accesibilidad de estos informes. Estos deberán ser entregados en formato electrónico, lo que facilitará el acceso y la transparencia, permitiendo que los datos sean fácilmente accesibles para todas las partes interesadas.»
La nueva Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) marca un cambio significativo en la forma en que las empresas en la Unión Europea abordarán la información de sostenibilidad.
Estos cambios representan un desafío y una oportunidad para las empresas, ya que deben adaptarse a normas más rigurosas y demostrar un mayor compromiso con la sostenibilidad en sus informes corporativos. Por ello resulta esencial que las empresas se anticipen y comiencen a prepararse para cumplir con estos estándares europeos y sus implicaciones en la gestión empresarial.