No es una mera moda, ni una obligación, ni un aprovechamiento de las ayudas, ni, mucho menos, un lavado de cara. La apuesta por la sostenibilidad empresarial está en el radar de todas las compañías del país. Y las cifras hablan por sí mismas.
Las empresas que gocen de un modelo de ESG pierden una ventaja competitiva importante
La realidad es que la mayoría de las compañías de nuestro país ya han dado el paso y han empezado a contemplar las ventajas directas de la sostenibilidad.
Grandes empresas, multinacionales, organismos… Incluso las pymes, que representan el 99% del tejido productivo español y las que a priori podrían tener más reticencias a la hora de apostar por la sostenibilidad, no han dejado pasar la oportunidad.
Y, muchas ya están explotando interesantes ventajas competitivas como estas.
Cuando la sostenibilidad empezó a incluirse en la estrategia de las empresas existentes, paralelamente comenzaron a desarrollarse nuevos modelos de negocio realmente rentables.
Esto ha sido posible gracias a fenómenos como la transformación digital. Así se han posibilitado la aparición de un gran número de empresas modernas y de puestos de trabajo orientados a la reforzar la pala sostenible de las organizaciones.
Especialmente de cara a un consumidor cada vez más concienciado y activo contra el cambio climático. La sostenibilidad empresarial cobra cada vez más importancia en la imagen pública de cualquier compañía.
Ser una empresa sostenible puede suponer un ahorro de costes considerable, especialmente cuando hablamos de digitalización y automatización de procesos. Según el último informe de Carbon Disclosure Project, más del 50% de las grandes empresas de todo el mundo han visto ahorros en los costes como resultado de sus actividades de gestión del carbono.
Al margen de las líneas de subvenciones específicas de cada país, la sostenibilidad permite abrir nuevas vías de financiación. De hecho, el acceso a muchas de estas esas vías empiezan a estar condicionadas por el nivel de implementación del ESG en la compañía.
Algunos estudios recientes señalan que el 70% de los millennials se quedarían en una empresa que disponga de un plan de sostenibilidad de calado. El 64% no aceptaría una oferta de trabajo en una empresa que no la priorice.
A la hora de captar y retener talento, las empresas que gocen de un modelo de ESG pierden una ventaja competitiva importante.
En un mundo globalizado e interdependiente, los riesgos para la cadena de suministros se han multiplicado en los últimos años. Según un informe de 2018, el 56% de las empresas en 76 países sufrieron una interrupción en la cadena de suministro a lo largo de un año.
El 50% de las grandes empresas de todo el mundo han visto ahorros en los costes como resultado de sus actividades de gestión del carbono
De ese porcentaje, el 23% de los incidentes estaba relacionado con la sostenibilidad empresarial: desde brechas de las regulaciones medioambientales hasta accidentes provocados directamente por el cambio climático.
Muy relacionado con el ahorro de costes y la apertura de nuevas líneas de negocio, el balance de una empresa puede verse beneficiado por la inversión en sostenibilidad también gracias a un aumento de los ingresos.
Esto se debe principalmente a que la facturación puede ser mayor en áreas en las que anteriormente existían barreras o que directamente no existían.
Y como elemento transversal a todas estas ventajas se encuentra la mayor capacidad de innovación.
La búsqueda de la eficiencia siempre suele derivar en la optimización y automatización de procesos. Por eso, invertir en sostenibilidad a menudo sirve para acelerar procesos o modelos de negocio gracias a la innovación.
Para implementar ese modelo de gestión sostenible, el mejor marco de referencia son los Objetivos de Desarrollo Sostenible que definen la Agenda 2030 de la ONU.
Además del impacto ambiental y el consumo de energía no contaminante, entre ellos destacan al menos seis en los que las empresas pueden desarrollar un papel protagonista:
En este sentido, lo que se ha demostrado en los últimos años es que tratar de cumplir estos objetivos de desarrollo sostenible no solo es una cuestión moral. Además puede reportar una serie de ventajas competitivas a las empresas capaces de contar con el sello de «sostenibles».