Según el Dow Jones Sustainability Index, “la sostenibilidad corporativa es un enfoque de negocio que persigue crear valor a largo plazo para los accionistas mediante el aprovechamiento de oportunidades y la gestión eficaz de los riesgos inherentes al desarrollo económico, medioambiental y social”.
De este modo, la sostenibilidad corporativa va más allá del concepto RSC. Las iniciativas vinculadas a la RSC (Responsabilidad Social Corporativa) tienen una mayor inclinación a aspectos más alejados del negocio, mientras que la sostenibilidad corporativa está orientada a la cuenta de resultados y al core business.
Para entender la sostenibilidad empresarial en la actualidad es importante conocer los orígenes de este término. A finales de 1980 se produjeron diferentes debates en torno al impacto del sistema productivo en el medio ambiente. Estas reuniones concluyeron con la elaboración del ‘Informe Brundtland’, donde se dio prioridad a la preocupación de las empresas por la sostenibilidad.
El término sostenibilidad corporativa puede ser visto como un nuevo enfoque de gestión empresarial. Un enfoque que busca generar crecimiento económico a la vez que se persiguen objetivos sociales, especialmente aquellos relacionados con el desarrollo sostenible. Algunos objetivos de desarrollo sostenible pasan por la protección del medio ambiente, la justicia o la equidad social.
La sostenibilidad corporativa es un enfoque de gestión empresarial que busca el crecimiento económico mientras persigue objetivos sociales
La sostenibilidad corporativa se basa en tres pilares: sostenibilidad social, sostenibilidad ambiental y sostenibilidad económica.
Según el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, la sostenibilidad social es una forma proactiva de gestionar e identificar los impactos del negocio en los empleados, trabajadores de la cadena de valor, clientes y comunidades locales.
Representa el compromiso de respetar los derechos humanos en todos los aspectos de la cadena de suministro. Los derechos humanos y laborales incluyen áreas como: inclusión y diversidad, trabajo esclavo, discriminación salarial o prácticas laborales.
Un estudio del Banco Mundial concluía que, tras la crisis provocada por la pandemia, la cantidad de nuevas personas en situación de pobreza extrema aumentará entre 73 y 117 millones. Por ello, tras la reciente sensibilización en torno a los desafíos de la fragilidad, la desigualdad persistente y la discriminación racial, se ha reconocido que la sostenibilidad y responsabilidad social corporativa es un elemento central para el crecimiento y la reducción de la pobreza.
La sostenibilidad social es una forma proactiva de gestionar e identificar los impactos del negocio en los diferentes actores de la cadena de suministro
La sostenibilidad ambiental está relacionada con el equilibrio generado por la relación entre el ser humano y la naturaleza que lo rodea. Tomar conciencia del impacto ambiental que las organizaciones tienen en su entorno a raíz de sus actividades será fundamental para conseguir un entorno sustentable.
La sostenibilidad ambiental implica promover el desarrollo económico y alcanzarlo sin amenazar ni degradar, consiguiendo el menor impacto en el entorno. Se trata de que las organizaciones hagan una gestión responsable de sus operaciones, mejorando la eficiencia y reduciendo el uso de los recursos naturales.
La sostenibilidad económica busca encontrar el equilibrio entre la sostenibilidad ambiental y social para que sean rentables. A la hora de diseñar un modelo de negocio, las organizaciones deben establecer cuál será su estructura para alcanzar el punto de equilibrio y generar ganancias.
De este modelo de negocio depende que sea, o no, responsable. Gestionar mejor los recursos, cuidarlos y que sirvan para generar la mayor utilidad posible es la clave para crear un auténtico modelo de sostenibilidad corporativa.
El término greenwashing fue acuñado por el investigador Jay Westevel en 1986 tras detectar campañas verdes que respondían más a intereses publicitarios y económicos que ecológicos. La Fundéu BBVA define este término como “la estrategia publicitaria utilizada por determinadas compañías para presentarse, a ellas y a sus productos, como entidades respetuosas con el medio ambiente, sin serlo”. Con esto las organizaciones que lo practican buscan esconder sus prácticas reales y aprovechar el tirón que tiene ser una empresa socialmente responsable.
Según el informe ‘Productos de consumo y venta retail: cómo la sostenibilidad está cambiando las preferencias de los consumidores’, de Capgemini, un 79 % de los consumidores basa sus compras en criterios de responsabilidad social, inclusividad o impacto medioambiental. Cabe apuntar también que un 57 % afirma haber cambiado a marcas más sostenibles, a pesar de que no sean tan conocidas.
Un 79 % de los consumidores basa sus compras con criterios de responsabilidad social, inclusividad o impacto medioambiental
No basta con parecer una empresa sostenible, hay que serlo realmente. La Comisión Europea alertó, recientemente, de que al menos un 42 % de las compañías en Europa practica el greenwashing en sus webs corporativas. Hacerlo implica una práctica comercial desleal y, además de obligar a las empresas a corregir esa información, puede acarrear sanciones económicas.
Pero identificar el greenwashing resulta complicado, pues las tácticas han evolucionado y dependen del objetivo que se quiera alcanzar. Algunas pasan por afirmar que un producto es totalmente verde cuando no lo es, usar etiquetas falsas, desviar la atención del consumidor o utilizar un reclamo ambiental de forma vaga o escueta. Estas tácticas, además de ser una mala praxis, afectan directamente a las organizaciones que sí son socialmente responsables y se ven perjudicadas.