La crisis que estamos viviendo por la pandemia del coronavirus ha puesto a las compañías bajo la lupa. El mundo sigue atento nuestros pasos para ver cómo arrimamos el hombro. Muchas de las decisiones actuales resultarán determinantes en la postpandemia. ¿Por qué? Porque nos van a permitir mejorar o empeorar nuestras relaciones con los diferentes grupos de interés: empleados, clientes, proveedores, accionistas, gobiernos, tercer sector y sociedad. En definitiva, esta situación va a precipitar y profundizar algo que ya sabíamos: necesitamos repensar nuestro modo de hacer negocios.
Recuperarse de esta pandemia va a ser difícil para muchas empresas y para ello va a ser esencial preocuparse sobre cómo afectarán y cómo se verán afectados los derechos humanos por su actividad en este nuevo orden global. Ahora, el prioritario para todos es el derecho a la salud, pero hay otros muchos que cuidar: privacidad, trabajo digno, medioambiente saludable, seguridad y bienestar, igualdad para ayudar a los más débiles y no dejar a nadie atrás…
Muchos de los ‘pactos’ establecidos con nuestros grupos de interés han volado por los aires
Al marco «Proteger, Respetar y Remediar» de los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, quizás habría que añadir “promover”. No para dar a las empresas más responsabilidad, sino más oportunidades para conectar con el progreso de la humanidad.
Muchos de los “pactos” establecidos con nuestros grupos de interés han volado por los aires, pero no vale con restablecerlos tal cual cuando esto pase; hay que hacer otros nuevos. Pensemos, por ejemplo, en los modos de trabajo. Esta situación nos ha impuesto un teletrabajo forzoso lo que quizás ha llevado a los empleados y a las empresas a tener otra consideración sobre esta posibilidad y la conciliación. ¿Qué ocurrirá en este sentido tras la epidemia? ¿Y la relación con los clientes y los proveedores, en el contexto de recesión que nos espera? ¿Acaso no tiene que cambiar? Sin duda. Revisemos pues la cadena de valor en su conjunto y los derechos humanos involucrados, hagámoslo desde el prisma del negocio responsable para salir fortalecidos todos.
Las tecnologías de la comunicación y las soluciones digitales presentan grandes oportunidades en la epidemia -están, por ejemplo, ayudando a informar y conectar a las personas para evitar la soledad y permitiendo el teletrabajo y el comercio online- pero también amenazas, como virus informáticos, ciberestafas para robar dinero a los usuarios y ahora, incluso, ataques dirigidos contra Estados.
Bienvenidos sean también los avances de Big Data e Inteligencia Artificial (IA) respetando derechos humanos como la privacidad, evitando malos usos y abusos. Por ello, cobra más importancia que nunca la ética. Tanto grandes empresas como la UE ya nos hemos dotado de normas éticas en la creación y uso de la IA, y ahora es el momento de ponerlas en el centro de los desarrollos.
Tanto grandes empresas como la UE ya nos hemos dotado de normas éticas en la creación y uso de la IA, y ahora es el momento de ponerlas en el centro de los desarrollos
¿Y para cuándo el derecho a un medioambiente saludable? Parece que nos hacía falta estar al borde del precipicio para escuchar los gritos de socorro del planeta. Un medioambiente sano es importante para todo, empezando por la salud. Necesitamos ya un Pacto Mundial por el Medio Ambiente y acelerar la digitalización de empresas y ciudades para ser más eficientes y hacer frente al cambio climático.
En este proceso de reinvención merece la pena repasar la Agenda 2030 de Naciones Unidas con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), suscritos por 193 países y respaldados por muchas empresas.
Para Telefónica han sido una guía para entender y ordenar el impacto de nuestra actividad. Aunque esta crisis seguramente obligue a revisar las prioridades, creo que la guía de los ODS continúa siendo válida. En ella, por ejemplo, se destaca el papel clave de la tecnología, la innovación y las comunicaciones para abordar los grandes retos de la humanidad. La crisis del coronavirus pone de manifiesto la vigencia de esta afirmación y así, nuestro propósito como compañía, “hacer nuestro mundo más humano conectando la vida de las personas”, tiene más sentido que nunca.
Aunque esta crisis seguramente obligue a revisar las prioridades, creo que la guía de los ODS continúa siendo válida
En consonancia con la filosofía de que las empresas deben esforzarse más que nunca en actuar con valores y responsabilidad al servicio de la sociedad, desde hace varias semanas en Telefónica venimos tomando una serie de medidas frente al COVID-19 con el fin de dar una respuesta responsable a todos nuestros grupos de interés.