En un interesante artículo para la Revista APD, Carlos Espinosa de los Monteros, Alto Comisionado para la Marca España, asegura que el sector agroalimentario es uno de los pilares sobre los que se sustentan la economía española y la imagen de nuestro país en el exterior.
“La calidad y seguridad de nuestros productos, junto a sus sabores únicos, han convertido a España en líder mundial de este sector que ya representa más del 10% del PIB nacional y que no deja de crecer. Las cifras hablan por sí solas: en 2016 se alcanzó el récord de producción, llegando a los 46.807 M€.”. Así comienza el artículo publicado en el último número de la Revista APD de Carlos Espinosa de los Monteros, destacando además que “el valor de las exportaciones agroalimentarias españolas ha aumentado un 48,4% desde 2008 hasta 2015, casi un 7% de media al año, siendo su valor total de 44.065 M€ en 2015”.
En opinión del Alto Comisionado para la Marca España, “desde 2013 España ocupa la primera posición del ranking mundial en exportaciones de frutas y hortalizas. También somos los primeros exportadores de vino, y exportadores y productores de aceite de oliva del mundo, primeros en producción de agricultura ecológica a nivel europeo, y nuestro sector agroalimentario es uno de los que más crece en China, el mercado con más proyección del planeta”. En este sentido, según Espinosa los Monteros, “son datos que son pura Marca España”.
En la misma línea, destaca que “otra de nuestras fortalezas es la fuerte inversión en I+D+i y biotecnología que llevan a cabo las empresas del sector y centros de investigación, tanto públicos como privados. El objetivo es desarrollar nuevas variedades de productos que sean abundantes, duraderos y resistentes, pero que conserven, al mismo tiempo, su sabor original”.
Por último, el experto concluye que “a pesar de todo, España debe seguir innovando y esforzándose en mantenerse como uno de los referentes mundiales del sector agroalimentario. La fiabilidad, es decir, que el consumidor reciba lo que espera, un producto de calidad y de trazabilidad garantizada, debe ser nuestra gran prioridad”.
Asimismo, incide en que “este sector debe trabajar en mejorar el déficit de descapitalización en el campo y en la industria transformadora; así como ir abandonando, paulatinamente, las exportaciones a granel, especialmente de vino y aceite”.