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La escasez de talento en mercados competitivos, el gran reto para las empresas españolas

Apd y Adecco organizan el 4 de mayo la jornada ‘¿Puede España competir en talento?’, que tendrá lugar en el Hotel NH Eurobuilding y en el que participará como encargado de la apertura del evento el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy Brey.

Un evento en el que la alta dirección y los responsables de recursos humanos debatirán sobre el nuevo escenario surgido tras la crisis en el que las empresas asumen la responsabilidad de enamorar a los profesionales. Cómo conseguirlo es el gran reto de las empresas españolas.

El salario emocional o cómo enamorar a los profesionales

Las empresas españolas son unánimes a la hora de señalar la escasez de talento como uno de los grandes retos a los que tendrán que enfrentarse en los próximos años. La falta de perfiles de alta cualificación en los sectores más intensivos en conocimiento, como el de la banca o las nuevas tecnologías, está empezando a promover un cambio de paradigma en la manera que las empresas gestionan la captación y retención de talento.

La tendencia apunta, cada vez más, a un intercambio de papeles. En el nuevo escenario son las compañías las que tienen que resultar atractivas y ofrecer proyectos y planes de carrera apetecibles para los posibles candidatos. Sólo así lograrán incorporar y fidelizar a los mejores profesionales y ser realmente competitivas.

En este cambio de tornas toman fuerza conceptos desconocidos hace unos años, como el salario emocional. Esa parte de la contraprestación que ofrecen las empresas a sus empleados que no es dineraria y tiene un carácter intangible. Ejemplo de este salario emocional son la flexibilidad horaria, la posibilidad de disfrutar de días libres en momentos puntuales, como los cumpleaños, o el hecho de que la empresa disponga de una guardería. En definitiva, medidas con las que el empleado pueda sentirse a gusto en la empresa para mejorar su compromiso y rendimiento.

Este concepto tiene coincidencias con la cultura del Employee Experience, orientada a mejorar la experiencia del empleado dentro de la compañía y que afecta a todos los procesos y actitudes dentro de una organización. Desde cómo se lleva a cabo el primer contacto con un candidato hasta cómo es su primer día, la relación con los superiores, con los compañeros o, incluso, el material de oficina con el que cuenta para llevar su trabajo o cómo es su despedida el día que decide abandonar la empresa.

El valor país como elemento diferencial

Como factor de peso a la hora de componer una oferta lo más atractiva posible para los profesionales que necesitan, las empresas también están empezando a incorporar como parte de sus paquetes de remuneración el valor país. Es decir, la posibilidad de trabajar en una parte del mundo que por sus características puede resultar aspiracional. En el caso de la España, la cultura, el modo de vida o el clima son aspectos cada vez más ponderados por los trabajadores en comparación con la mayoría de sus vecinos europeos. Esta variable, bien gestionada, puede llegar a compensar la diferencia de salarios entre países y ser determinante para influir en la toma de decisiones de los trabajadores.

El resultado de esta tendencia se observa en los grupos de trabajo. Las compañías que combinan el valor país con otros atractivos para la captación de talento tienen equipos cada vez más internacionales y multiculturales. Entornos en los que se puede aprender mucho de los propios compañeros y no solo desde un punto de vista estrictamente profesional. Las personas que han tenido experiencias laborales en el extranjero suelen valorar positivamente el hecho de trabajar con gente de otros países a su lado.

La formación continua en el puesto de trabajo, un valor al alza

Una de las características en común que tiene el talento, con independencia de su ámbito de especialización, es su preocupación constante por la formación. Los mejores profesionales viven en permanente transformación, son conscientes de que desarrollan su actividad en entornos cambiantes y complejos y se interesan más por aquellas empresas con planes que les permiten actualizar sus conocimientos.

La combinación de estos y otros elementos que podrían considerarse parte del salario emocional acabarán marcando la diferencia a la hora de elegir entre una empresa y otra. La tendencia es imparable, el talento cada vez tiene más ofertas donde elegir y solo aquellas organizaciones que se tomen realmente en serio la misión de seducir a propios y extraños estarán en condiciones de llevarse el gato al agua.

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