En un mercado donde la escasez de talento cualificado se agudiza y las expectativas de los profesionales evolucionan con rapidez, el verdadero reto está en fidelizar: en construir culturas donde el bienestar, la flexibilidad y el propósito no sean eslóganes, sino realidades cotidianas. Hablamos con Antonio Sas, Director General de Betterfly en España, sobre cómo lograrlo, qué buscan realmente los empleados en 2025 y por qué cuidar del equipo ya no es solo una cuestión de valores, sino de estrategia y resultados.
Hoy atraer talento ya no es suficiente: lo verdaderamente complejo -y valioso- es fidelizarlo. Y eso no se logra solo con salarios competitivos o perks llamativos, sino construyendo una experiencia del empleado auténtica, flexible y coherente con los valores de la organización.
Las personas buscan sentirse escuchadas, reconocidas y acompañadas en su bienestar integral. Quieren trabajar en entornos donde puedan desarrollarse, pero cada vez más, donde también puedan cuidarse. En un contexto donde el estrés afecta a casi la mitad de los trabajadores y el absentismo laboral en España ya alcanza el 7,5% -el más alto de Europa-, cuidar de los empleados no es solo una cuestión de cultura, sino de competitividad.
Las empresas que entienden que su cultura y sus beneficios deben estar al servicio de esa experiencia son las que logran transformar la atracción en compromiso. En Betterfly, lo vemos cada día: cuando se conectan propósito, bienestar y personalización, el vínculo con el talento se fortalece de forma natural.
Tienen un peso enorme. Y no son tan intangibles como parece: se pueden cultivar, medir e incluso mejorar con datos. La confianza en el liderazgo, por ejemplo, no se construye con grandes discursos, sino con decisiones consistentes y cercanas. La coherencia con el propósito es otro pilar: si la empresa dice que las personas están en el centro, pero luego sus políticas no lo reflejan, el talento lo nota. Y se va.
En cuanto al bienestar, estamos viviendo un cambio de paradigma. Ya no es un “nice to have”, sino un factor decisivo para quedarse o marcharse. Según nuestro estudio ‘Better Work 2024’, en el que entrevistamos a más de 400 empresas, los beneficios bien gestionados y con un impacto positivo en la calidad de vida pueden duplicar el compromiso laboral. Las personas quieren estar en lugares donde puedan rendir, pero sin dejarse la salud por el camino.
Hoy se espera que los beneficios sean relevantes, flexibles y usables. Es decir, que se adapten a cada etapa de vida del empleado, que respondan a sus prioridades reales -no a una lista estándar- y que estén al alcance de la mano.
Una buena propuesta de valor no habla solo de dinero, sino de bienestar. De poder ahorrar a final de mes, sí, pero también de cuidar la salud mental, acceder a formación, a servicios médicos, a herramientas de autocuidado. Y aquí hay una gran oportunidad: el 50% de los empleados cree que su empresa puede influir directamente en sus decisiones de estilo de vida. Pero menos del 5% adopta con éxito hábitos saludables por sí solo. ¿La diferencia? Incentivos adecuados, tecnología accesible y un enfoque preventivo.
En Betterfly, por ejemplo, ofrecemos desde retribución flexible hasta beneficios como meditación, ejercicio, telemedicina o idiomas, integrados en una misma app. Todo en un entorno gamificado y que promueve hábitos saludables. Porque si el beneficio no se usa, no transforma.
La clave está en dejar de ver el bienestar como un gasto y empezar a entenderlo como una inversión. Una estrategia de personas sólida no puede desligarse del bienestar, porque el rendimiento sostenible solo se consigue cuando el equipo está bien -no quemado, no sobreexigido, no al límite-.
Lo que proponemos desde Betterfly es que las empresas pasen del enfoque reactivo al proactivo: que no solo actúen cuando hay un problema, sino que pongan herramientas al servicio de la prevención, la motivación y el equilibrio. Y lo mejor es que no se necesitan grandes revoluciones: pequeños hábitos cotidianos -como caminar, meditar, descansar lo necesario- pueden reducir drásticamente el riesgo de enfermedades graves. La ciencia lo demuestra. Lo difícil es crear entornos que promuevan esos hábitos con continuidad, y ahí es donde la empresa (y la tecnología) tiene un papel clave.
Cuando una organización cuida de forma integral a su talento, lo que mejora no es solo el clima, sino también los resultados. Porque el bienestar y la productividad no compiten: se potencian mutuamente.
La primera palanca es la escucha. Muchas empresas diseñan su propuesta de valor sin preguntar, y eso genera desconexión. Hay que hablar con las personas, entender qué les importa -y eso puede cambiar por generaciones, por etapas vitales, incluso por sectores- y ajustar en consecuencia.
La segunda es la flexibilidad: ya no existe una única forma de trabajar, ni de compensar, ni de cuidar. Por eso hemos apostado por una plataforma que permite personalizar al máximo la experiencia del empleado, con beneficios que cada persona puede activar según sus necesidades.
Y la tercera es la activación. En España, solo el 15% de los empleados usa sus beneficios con frecuencia. En Betterfly trabajamos para cambiar esto con una plataforma tecnológica que no solo integra todos los beneficios en un solo lugar, sino que promueve el uso activo a través de dinámicas, retos, recompensas y contenidos útiles. Porque solo lo que se usa, impacta de verdad.
2025 será un año clave para redefinir la relación entre empresa y empleado. La gran diferencia estará en quién sea capaz de construir relaciones más humanas, más flexibles y más conectadas con el propósito. Desde RRHH se necesitará agilidad, empatía y visión estratégica. El foco estará en personalizar la experiencia, dar más autonomía al talento, apostar por modelos de compensación total y cuidar el bienestar de forma transversal.
La excelencia ya no estará en tener las oficinas más bonitas o el salario más alto, sino en ser capaces de ofrecer una propuesta coherente, evolutiva y alineada con lo que las personas realmente valoran. Todo ello, ahora más que nunca, apoyado en las nuevas capacidades que tenemos a nuestro alcance gracias a la IA.
En ese sentido, las empresas que pongan el bienestar en el centro no solo fidelizarán mejor, sino que atraerán al mejor talento del mercado.