«Fan declarada» de IKEA desde que se instaló en la península, Carolina García Gómez entró a trabajar en el gigante sueco en el año 2005 sin apenas experiencia, y lleva ya casi 15 evolucionando y aprendiendo con una marca cuya filosofía comparte desde el primer día: «crear un mejor día a día para la mayoría de las personas».
De Barakaldo a Japón, pasando por Suecia o República Checa, comenzó como Sales Manager y fue ascendiendo y enfrentándose a nuevas oportunidades más relacionadas con la gestión de personas. Actual CEO de IKEA en Polonia, es una de esas personas para las que no existen fronteras en su desarrollo profesional.
Teniendo en cuanta mi propia experiencia, coincido con la filosofía de IKEA en que vale mucho más la actitud, el potencial y el talento que únicamente la experiencia
Trotamundos incansable, en los últimos diez años ha vivido en cuatro países diferentes siempre adaptándose a las diferentes culturas y formas de trabajar de los equipos y adaptándose las necesidades de lo local a las exigencias puras de una multinacional como IKEA.
Convencida la necesidad de evolucionar y transformar las compañías a través de las personas identificando las fortalezas de los equipos y analizando cómo mejorar las vulnerabilidad, Carolina un claro ejemplo del concepto de Liderazgo Adaptativo. ¿En qué consiste este concepto y cómo afecta al desarrollo de negocio? ¿Hacia dónde evoluciona el concepto de líder? ¿Qué papel juegan frente a las personas? ¿Y las personas frente a ellos? Lo analizamos en esta interesante y divertida charla con la CEO.
Para mi comenzar a trabajar en IKEA como responsable de ventas fue ¡un cambio de 360 grados! Sucedió en un momento de mi carrera en el que sentía curiosidad por saber lo que era trabajar para una multinacional y a la vez era una fan declarada de IKEA. Una de las que era capaz de irse a Barcelona o Madrid para comprar… ¡Me encantaba la gama y el concepto!
Así que cuando supe que abrían tienda en Barakaldo me dije, ¿por qué no?
IKEA me demostró desde el inicio que era diferente. Sin experiencia en Retail, ni comercial, ni en liderazgo de equipos, arriesgaron y contaron conmigo. Y yo por mi lado arriesgue dando un cambio en mi carrera de un perfil mucho más técnico a uno enfocado en la gestión de personas. Así que teniendo en cuanta mi propia experiencia coincido con la filosofía de IKEA en que vale mucho más la actitud, el potencial y el talento que únicamente la experiencia.
Fundamentalmente la visión de IKEA: “crear un mejor día a día para la mayoría de las personas”. Da mucho sentido a mi trabajo y me motiva a desarrollar el negocio a través de las personas. También creo que es importante que mis valores personales, coinciden en muchos aspectos con los valores de IKEA, con lo que me resulta mucho más fácil identificarme y sentirme a gusto en la empresa.
Y, por otro lado, las diferentes posibilidades que ofrece IKEA: el impulso del desarrollo profesional vertical y horizontal o las posibilidades de trabajar en diferentes organizaciones y países, hace que siempre exista un reto interesante por el que continuar en la empresa. ¡No hay hueco para el aburrimiento!
Pienso que he sido muy afortunada de poder trabajar con diferentes culturas y también diferentes situaciones de mercados… Desde crisis financieras a mercados emergentes, desempleo al 30% a desempleo casi nulo, mercados en los que IKEA tiene un 20% del mercado hasta mercados donde la tasa es un 1,5%…
Sí. Realmente he tenido la oportunidad no solo de adaptar mi liderazgo a las diferencias culturales si no también adaptar la estrategia de negocio a diferentes situaciones de mercado. Muy enriquecedor.
No creo que sea tanto apostar por él como entender que simplemente es imprescindible para una empresa si quiere ser global. Sobre todo en empresas con un concepto de negocio muy claro como es el caso de IKEA hay que buscar el balance entre lo global y lo local. Para ello es imprescindible conocer los diferentes mercados, escuchar a los clientes y trabajadores y adaptarse en ciertos aspectos pero manteniendo siempre la visión, cultura y valores.
Para los líderes es un viaje muy interesante, porque por un lado hay que ser uno mismo para poder contribuir y enriquecer las organizaciones, y por otro lado tenemos que adaptarnos a las diferencias culturales, entender, escuchar y compartir los diferentes puntos de vista.
Suelo contar que para mí fue más complicado el cambio desde España a República Checa que de República Checa a Japón. Probablemente porque cuando vas a Japón eres mucho más consciente de las diferencias culturales y vas más preparado para ello.
También influye la experiencia. El haber hecho varios cambios te ayuda mucho a prepararte más y entender mejor las diferentes situaciones por las que se pasa. En este sentido soy más consciente de que sí hay que adaptar el liderazgo y la forma de trabajar, pero, como he dicho antes, siendo uno mismo. Por eso es tan importante la escucha, la comunicación y la transparencia.
Creo que después de los cambios en estos últimos años casi podría una empresa de recolocación [comenta entre risas].
En la parte personal, la gestión del estrés es muy importante. No pretender que todo salga perfecto y rápido y ser consiente que en todos los países hay cosas mejores y peores, así que lo mejor es enfocarse en lo bueno que te puede aportar y aceptar lo que no te hace tanta gracia. Además, creo que es muy importante mantener el contacto con familia y amigos y aceptar que para ello hay que priorizar.
Hablando de liderazgo, creo que la clave es ser flexible: escuchar mucho, ser muy curioso y luego conocerse bien uno mismo aceptando tus propias vulnerabilidades y comunicándolas con transparencia.
Para mi es importante cuando llego a un equipo nuevo identificar las fortalezas y comenzar construyendo sobre ellas. Después me doy tiempo para hacer un diagnóstico más completo y con este defino la dirección comunicándola de una manera clara. Estoy convencida que estemos donde estemos en el mundo todas las personas intentan hacer las cosas lo mejor posible.
[Risas] En estos momentos estoy centrada en mi reto en Polonia y me gustaría estar el suficiente tiempo para contribuir desde allí a la transformación en la que IKEA está inmersa.
Además desde hace un tiempo me he dado cuenta que no importa tanto donde estés como que tengas un reto interesante, estés rodeada de buena gente y tu familia y amigos te apoyen… ¡Si lo consigues se puede ser feliz incluso en Alaska!