La pandemia ha cambiado los hábitos de los consumidores. Y las empresas necesitan adaptar sus modelos de negocio a un entorno cada vez más cambiante. Es por eso que las compañías están obligadas a ser ágiles y a tener la capacidad de sacar el máximo provecho de las tecnologías que tienen a su alcance para conseguir sus objetivos. Como recuerda Casimiro Gracia, Presidente Ejecutivo de Axis Corporate, “es vital aspirar a ser una organización líquida, con estructuras flexibles y fáciles de adaptarse a los cambios, que disponga de una visión clara de negocio, con una estrategia definida y objetivos concretos”.
Es por eso que transformación e innovación deben ir de la mano para lograr unos procesos más eficientes y alcanzar el gran reto de optimizar la experiencia de cliente. Y todo ello sin olvidar un factor que se ha convertido en igualmente importante para las empresas, el de la sostenibilidad, porque “debemos mirar los negocios con vocación sostenible, haciendo que las economías, el medioambiente, las personas, los aspectos sociales y de gobierno y la tecnología tomen protagonismo en la selección y desarrollo de las actividades empresariales”.
La pandemia como bien dices ha sido un acelerador inesperado para que compañías de todos los sectores e independientemente de su tamaño, tomen conciencia de la importancia de la digitalización e impulsen proyectos de transformación que, en la mayoría de los casos, acaban siendo transversales por su afectación e implicación a diversas áreas de la organización.
En todo proyecto de transformación digital resulta vital integrar la innovación en los planes estratégicos de cada compañía además de considerar estas cuestiones como vitales dentro de la estrategia digital: Mejora de los ingresos, Excelencia operativa, Gestión de los riesgos, Definición de una cultura corporativa de innovación, Promoción de una cultura digital interna y Adaptación tecnológica.
En este caso, el acompañamiento que ofrecemos nosotros como consultora durante todo el viaje digital de las organizaciones, nos permite proporcionar soluciones avanzadas e innovadoras para cada componente de la estrategia digital y que estén alineadas con la cadena de valor de cada sector y/o cliente. De hecho, dada la universalidad de estas demandas, cada vez ayudamos más como consultora a impulsar esta tipología de proyectos desde un punto de vista internacional y con impacto en varios países. La digitalización nos ha permitido poder gestionar algunos de estos proyectos internacionales desde nuestras oficinas nacionales logrando ofrecer el mismo nivel de excelencia en el delivery a cliente.
Otro de los factores de éxito reside también en el análisis y evaluación previo que debería realizar cualquier compañía antes de impulsar una estrategia digital para conocer su grado de madurez digital y establecer una comparativa respecto a la competencia y el sector. De esta manera, los objetivos propuestos serán alcanzables y reales logrando un impacto positivo en el negocio desde el punto de vista de la mejora de ingresos, la sostenibilidad del crecimiento, la rentabilidad y la gestión de los riesgos.
Por último, es importante incidir en que cualquier proyecto de digitalización deberá estar alineado a los nuevos hábitos del consumidor actual y futuro para lograr una Experiencia de Cliente de nueva generación. El cliente tiene que ser el centro y eso supone una adaptación total de la empresa, desde el negocio hasta la propia organización de la compañía para ofrecerle con antelación, lo que va a demandar. Y esas decisiones solo pueden tomarse en la actualidad en base al conocimiento obtenido a partir de los datos.
Si miramos el contexto de mercado, nos encontramos con varios aspectos claves que condicionan el negocio y está obligando a las compañías a impulsar proyectos de transformación para mantener su competitividad.
Primeramente, los cambios de comportamiento de los clientes, los cuales cada vez se vuelven más exigentes y, especialmente en términos de experiencia de cliente y personalización de servicios/productos a sus necesidades reales. Las empresas han de liderar una transición gradual hacia estas nuevas demandas sin olvidar en esa transición a todos los segmentos de la población. Implementar planes que consideren a las generaciones más jóvenes y sean conscientes también de las demandas y necesidades de los más longevos, logrará crear un equilibrio beneficioso para todas las partes.
Le sigue otro reto igual de importante: la transformación tecnológica acelerada que se está produciendo en el contexto actual y que impacta directamente en la mejora de la experiencia de cliente, así como en la mejora de la eficiencia operativa de la organización. Esto hace mención al desarrollo de tecnologías disruptivas como el Blockchain, cloud computing, IoT, mobility, IA, machine learning, robótica… que son capaces de elevar exponencialmente tanto la experiencia de cliente como la eficiencia operativa interna de la empresa. De manera paralela, como consecuencia de esto, se encuentra la aparición de nuevos actores entrantes en el mercado que pueden presionar de manera directa a las entidades para impulsar una transformación de forma acelerada en nichos clave de la cadena de valor. Pueden contar con una mayor flexibilidad operativa y ofrecer una propuesta de valor más atractiva para el nuevo talento. Por tanto, es necesario fomentar ecosistemas colaborativos entre empresas para crear y atraer innovación y progreso a cualquier sector.
El cambiante entorno económico y regulatorio es otro de los retos sobre el que impacta directamente la rentabilidad de cualquier negocio obligándoles a realizar muchas veces, un sobresfuerzo y tener un sobrecoste para dar respuesta a las normativas regulatorias.
El desafío provocado por impulsar la sostenibilidad y la economía de impacto está también obligando a los líderes empresariales a comprometerse e iniciar la transformación de sus organizaciones que buscan un cumplimiento con los criterios ESG alineado los objetivos de desarrollo sostenible capaces de provocar un cambio sistémico en la sociedad.
Y, por último, la atracción de talento cualificado. El mercado está teniendo grandes dificultades a la hora de incorporar personas cualificadas expertas en áreas técnicas como pudiera ser la ciberseguridad o el mundo analítico. Ante esta realidad, las compañías están afrontando una transformación cultural importante para ser capaz atraer todo este talento que, a día de hoy, se muestra reacio y lejano por diversas cuestiones.
La transformación empieza por transformar el ecosistema de la compañía. Es vital aspirar a ser una organización líquida, con estructuras flexibles y fáciles de adaptarse a los cambios, que disponga de una visión clara de negocio, con una estrategia definida y objetivos concretos. Igual de importante es poder contar con el talento y las habilidades necesarias para liderar el cambio a impulsar, donde, además, se requerirá una implicación muy activa por parte del equipo ejecutivo. Nuestro modelo organizativo tiene que prepararse para tener una alta capacidad de adaptación al entorno y una fuerte orientación a resultados, acompañada de grandes dosis de sentido común. También es importante crear un ecosistema de partnerships que ofrezcan soluciones tecnológicas innovadoras para dar respuesta a cada necesidad sin olvidar ni mucho menos el uso y empleo de metodologías ágiles que permitan ganar en eficiencia interna a las entidades.
La hoja de ruta para implantar un proyecto de transformación digital debe ser similar, independientemente del tamaño de la compañía. Es necesario analizar previamente su estado de madurez digital y poder hacer una comparativa con la competencia para establecer unos objetivos alcanzables y reales que permitan lograr un impacto positivo en el resultado de negocio. Esta transformación impactará igualmente, pese a su tamaño, en cuestiones como la gestión del cambio, el apoyo tecnológico, la mejora de la experiencia de cliente o el aumento de la eficiencia.
En el actual escenario de globalidad económica y competitividad, las organizaciones se enfrentan a nuevas tipologías de riesgos globales y a unos niveles de exposición sin precedentes producidos por una diversidad de factores. Los cambios introducidos en los procesos como consecuencia de los retos a los que nos estamos enfrentando como sociedad y como instituciones empresariales requieren de una revisión profunda de la función de riesgos y de nuestra gestión respecto a ESG.
La gestión de los Riesgos ESG debe merecer un tratamiento especial debido a su alto impacto reputacional en la Sociedad, al ser considerado una cuestión transversal que afecta a su propio modelo de negocio. Hemos de mirar los negocios con vocación sostenible, haciendo que las economías, el medioambiente, las personas, los aspectos sociales y de gobierno y la tecnología tomen protagonismo en la selección y desarrollo de las actividades empresariales.
Para liderar una transformación sostenible hay que entender mejor el entorno en el que compiten, interpretar los requerimientos regulatorios a los que se enfrentan, focalizar sus estrategias de negocio en aspectos que les aporten valor competitivo, trabajar en una estrategia de sostenibilidad compatible con el futuro de nuestra sociedad y servir de catalizadores de actividades empresariales que sitúan en el centro al medioambiente, a las personas y la sociedad y a los modelos de gobierno.
Particularmente, disponemos como compañía de un modelo de medición del riesgo de resiliencia para pymes que al mismo tiempo contempla la dimensión ESG, ayudando a completar la información clave para evaluar el alineamiento con la sostenibilidad y el establecimiento de una estrategia en ESG.
El buen o mal desempeño de una compañía, de cualquier sector o tamaño, respecto a los criterios ESG representa ya un riesgo reputacional más que debe ser gestionado casi al mismo nivel que otros de control más habitual o tradicional, como el financiero, el operativo o el relacionado con la ciberseguridad, entre otros.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS) han marcado pautas a seguir en cuanto a sostenibilidad y muchas organizaciones están adoptando políticas como la producción responsable, el consumo de energía renovable o la reducción de las desigualdades. Las principales barreras que limitan la implantación de un modelo más sostenible en las compañías son, por un lado, el alto coste de adopción y, por otro lado, la compatibilidad y complejidad tecnológica. Se espera que los fondos europeos, concretamente el plan extraordinario Next Generation EU, impulsen y apoyen la transición de estos modelos. Se prevé que, en los próximos 3 años, las infraestructuras y ecosistemas resilientes se llevarán el 12,2% del presupuesto, la transición energética justa e inclusiva el 8,9% y la modernización y digitalización de la industria y las PYMEs el 17,1%.
Otra de las barreras se puede encontrar en el problema que tienen las empresas sobre cómo gestionar este riesgo ante la avalancha de estándares, normas, certificaciones, prácticas y proveedores de ESG disponibles en el mercado.
Primero es necesario que los equipos directivos tomen conciencia de la importancia de la innovación como acelerador para el crecimiento de cualquier negocio. Una vez logrado este hito, resulta básico disponer en la compañía de una sistemática que permita innovar a pequeña escala en todo momento. Un modelo interno que establezca esta cuestión como una máxima para todos los trabajadores de la entidad y para ello, como pieza clave para lograr esa cultura innovadora en constante activación, es necesario disponer de una estrategia orientada y definida para la gestión del cambio. Un plan de promoción que fomente una transformación de la cultura y de las personas de manera progresiva activando palancas como la comunicación o la formación continua, por ejemplo. Esa gestión del cambio ha de ser ágil, flexible y con una implicación de todas las capas de la organización.
Se trata de un plan de recuperación con el que se creará el camino hacia una Europa más moderna y sostenible. Esta financiación europea contribuirá a solventar los daños económicos y sociales que la pandemia del Covid-19 haya podido ocasionar. En concreto, España recibirá un total de 140.000 millones de euros de estos fondos europeos, de los cuales aproximadamente 72.000 millones serán a fondo perdido y alrededor 67.000 millones serán en forma de préstamos. Aproximadamente el 70% del presupuesto pactado será desembolsado a lo largo de 2021 y 2022.
Actualmente ya está en funcionamiento el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno (PRTR) para canalizar la financiación procedente de los fondos europeos Next Generation EU, un programa para ayudar a empresas, particulares y pymes y autónomos.
El programa será un facilitador para la modernización de muchos negocios al incluir ayudas directas para el desarrollo de acciones que fomenten la sostenibilidad y, por otra parte, destinadas para la digitalización de empresas y negocios de diferentes sectores. El objetivo principal de dichos fondos es aumentar la productividad, mejorar la competitividad y reforzar las capacidades de todas estas empresas que finalmente se acojan a la subvención. El PRTR contempla así, por una parte, ayudas directas y, por otra, licitaciones o proyectos de colaboración para ámbitos como las energías renovables, el emprendimiento, la movilidad y la digitalización.
Ante esta realidad, la mayoría de las empresas solicitan ya de manera complementaria a cualquier proyecto, asesoramiento sobre la aplicación para los Fondos Europeos puesto que será determinante para la viabilidad futura del negocio. Por ello, hemos establecido una alianza particular con Euro Funding para ayudar a nuestros clientes a ser más competitivos en la adquisición de financiación para sus proyectos estratégicos a través del programa más idóneo de los fondos europeos, asumiendo la gestión integral de todo el proceso.
Como primer elemento disruptivo para promover el cambio y la transformación en una organización, se encuentra la positividad. La implicación de cada uno de los agentes llamados a liderar el cambio para lograr un futuro mejor. Existen algunas claves para fortalecer el ecosistema empresarial frente a las constantes amenazas: revisión periódica y mejora de la alineación de los objetivos con la estrategia, aumento de la eficiencia, ecosistemas abiertos y colaborativos, adopción de nuevas tecnologías, sostenibilidad en los negocios o la importancia en la gestión de personas.
En este contexto de grandes cambios, es necesario apostar por un modelo de liderazgo basado en la cooperación y corresponsabilidad. Las nuevas formas de trabajo requieren de competencias laborales que antes no eran necesarias, pero que hoy en día son vitales; competencias como la capacidad de trabajar a distancia, habilidades digitales y el propio emprendimiento, son fundamentales para mantener la productividad en las compañías. Es necesario, por tanto, contar con un liderazgo que atienda la gestión de las personas desde la diversidad y la inclusión de manera innovadora y sostenible para dar continuidad al negocio luchando por mantener de manera interna un clima de cooperación constante y fomentando la responsabilidad del empleado con la empresa y la sociedad también con cada acción que realiza.