En un entorno marcado por la incertidumbre geopolítica, la volatilidad económica y la acelerada transformación tecnológica, los CFOs se enfrentan a una agenda cada vez más compleja y transversal. La figura del director financiero ha dejado de limitarse al control de las finanzas para convertirse en un actor clave en la estrategia global de las compañías.
Hablamos con Sergio Pérez, Managing Director Cataluña y Balerares de AON sobre cuáles son los principales desafíos y oportunidades para los CFOs en España, desde la gestión de los riesgos derivados de la inestabilidad internacional y los cambios regulatorios, hasta la integración de la inteligencia artificial y la sostenibilidad en la toma de decisiones. Además, analizamos cómo los departamentos financieros pueden reforzar la resiliencia de sus organizaciones en un contexto de disrupción constante.
Obviamente estamos viviendo un momento en el que la gran protagonista es la Geopolítica, y en un mundo actualmente globalizado su evolución va a tener un notable impacto en el devenir de todas las industrias, las empresas que las conforman y los ejecutivos que las lideran, el C’Suite. En el caso del CFO, la planificación financiera, la previsión, anticipación y control de la estructura de costes y la estimación de rentabilidad en las inversiones a acometer van a ser clave para la consecución de los objetivos de las empresas.
Los principales riesgos ya los estamos empezando a afrontar, el grado de internacionalización de las empresas es el mayor de la historia y un cambio en las políticas comerciales con la aplicación de nuevos aranceles y barreras comerciales puede tener, de cumplirse, un gran impacto en los costes de importación y exportación, todo ello unido a las fluctuaciones de tipo de cambio entre EUR y USD cuya clave será minimizar su impacto en el resultado financiero de las empresas. Respecto a la segunda cuestión, las importantes diferencias entre las regulaciones financieras, fiscales y de compliance, principalmente entre la UE y USA, suponen un aspecto crítico. El CFO debe velar por el cumplimiento de dichas regulaciones y alinearlas con su planificación financiera y estructura de gobierno corporativo.
El rol del CFO se encuentra en constante evolución y, cada vez más, no sólo abarca e influye en diferentes áreas de la empresa distintas de las puramente financieras, sino que asume otras nuevas que surgen como consecuencia de los cambios que se producen a nivel socioeconómico: la estrategia de crecimiento, la agenda de sostenibilidad y estrategia ESG, las áreas de riesgo y compliance, la atracción y retención de talento, la innovación, etc. Todo ello exige al CFO tener una visión mucho más amplia y global de la empresa para alcanzar los objetivos a corto, medio y largo plazo.
El incremento de la digitalización y la gran velocidad a la que la tecnología evoluciona, son retos que deben afrontar los CFOs no sólo desde un punto de vista financiero sino desde un punto de visto más global de la empresa. Por ejemplo, las amenazas cibernéticas no sólo pueden afectar a los datos y a la información financiera sino que también poner en riesgo la propia continuidad de la empresa por lo que se convierte en un desafío crucial. Además, la rápida evolución tecnológica conlleva que ciertos procesos y sistemas financieros queden o puedan quedar obsoletos si no se lleva a cabo una tarea constante de adaptación, lo que obliga a las empresas a estar en permanente estado de alerta para seguir actualizados a los cambios.
Además de los riesgos, la tecnología y, en concreto, la inteligencia artificial también supone una oportunidad: mejorar y eficientar los procesos, el análisis y la gestión de los datos para la planificación financiera o la gestión de tesorería son algunos ejemplos.
Efectivamente, cuanto más aumenta el contexto de incertidumbre más importancia cobra el grado de resiliencia financiera que una empresa disponga. Para afrontar dicho entorno es clave disponer de una alta flexibilidad, agilidad y capacidad de adaptación tanto a nivel financiero como en la interacción y colaboración con las diferentes áreas de la empresa. Es lo que se conoce como crecimiento multidimensional, que persigue alcanzar un equilibrio entre las diferentes áreas y dimensiones de la empresa que la permita lograr sus objetivos en el corto y en el largo plazo. Para ello, es fundamental poder anticipar y mitigar los riesgos derivados de la expansión a nuevos mercados, la innovación y el desarrollo de nuevos productos, la adopción de nuevas tecnologías, la rentabilidad sostenible optimizando los costes, la inversión en talento o la integración de las prácticas ESG.