La Inteligencia Artificial está transformando el panorama empresarial, y según predicciones de la Unión Europea, para el 2030, el 75% de las empresas europeas habrán adoptado servicios de computación en nube, macrodatos e inteligencia artificial. En España, la estrategia digital apunta a que para 2025, el 25% de las empresas utilicen inteligencia artificial y Big Data. En este contexto, la IA nos ayuda a optimizar nuestro trabajo, ser más eficientes y mejorar procesos, especialmente en el ámbito de los Recursos Humanos. Sin embargo, es crucial reflexionar sobre la ética de la IA en RRHH. Abordar cuestiones éticas en la toma de decisiones y procesos de RRHH es esencial para evitar sesgos o discriminaciones, garantizando así prácticas justas y responsables.
EL 75 % de las empresas adoptarán servicios de computación en nube, macrodatos e inteligencia artificial para el 2030
Una de las principales tendencias tecnológicas en Recursos Humanos es la del uso de la Inteligencia Artificial en la gestión de personas o en los procesos de selección. Pero hay que vigilar el uso que se hace y ser conscientes que al programar una Inteligencia Artificial se buscan patrones repetitivos en los datos. Porque si esos datos se utilizan sin un filtrado adecuado pueden generar errores. Como por ejemplo una discriminación basada en género en la selección de personas porque históricamente un puesto de trabajo era realizado mayoritariamente por hombres. Es por eso que la ética en la IA aplicada a RRHH tiene importantes desafíos.
Un algoritmo mal definido puede introducir sesgos en la equidad durante la selección de candidatos. Y no son pocos los casos donde la falta de ética en la IA puede llevar a la discriminación involuntaria. Un caso real fue el de COMPAS, un algoritmo judicial utilizado por la justicia penal de EEUU. Al estar entrenado con datos históricos injustos y no filtrados demostró tener sesgos raciales hacia los acusados afroamericanos. Pero también ha habido problemas en casos de selección de personal a través de entrevistas de vídeo. Además de que los datos no verbales no contribuían a la capacidad de predicción de la IA, se demostró que la tecnología podía contribuir a un sesgo de género o racial.
Así pues, hay que saber cómo aplicar la Inteligencia Artificial en los Recursos Humanos y evitar usar cualquier tipo de información que pueda dar lugar a la discriminación. La ética obliga a revisar los datos y el funcionamiento de los algoritmos en el proceso de toma de decisiones.
Los profesionales de recursos humanos deben ser claros cuando comunican a los candidatos cómo se va a usar la IA
En ocasiones la IA requiere el manejo de datos sensibles de los empleados. De ahí que la protección de datos y la privacidad de los candidatos sea crucial. Los responsables de recursos humanos no sólo deben cumplir las normativas legales y las regulaciones relacionadas con la privacidad en RRHH y la IA. También deben asegurarse de que se han implementado todas las medidas de seguridad necesarias para garantizar la confidencialidad de la información recopilada. La privacidad y la protección de datos son pilares imprescindibles en la aplicación de la tecnología.
Las decisiones automatizadas deben ser siempre transparentes. Pero también fácilmente explicables para los empleados y los candidatos. Es por eso que es importante comprender cómo funciona la IA en RRHH. En los procesos de selección los profesionales de recursos humanos deben ser claros cuando comunican a los candidatos cómo se va a usar la IA. Y también transparentes en los datos que se van a recopilar y en cómo se van a usar para tomar las decisiones.
El gran desafío ético de la IA en RRHH es cómo mitigar los sesgos y la posible discriminación en los procesos de contratación. De ahí la importancia de definir estrategias y herramientas que reduzcan y controlen esos sesgos en los sistemas de IA. Los algoritmos se deben nutrir de datos imparciales. Pero también es recomendable realizar comprobaciones periódicas para evaluar la precisión.
No podemos olvidar, de todas formas, que la intervención humana debe garantizar que la evaluación es justa. De ahí que los profesionales de recursos humanos deben tener un papel activo en la toma de decisiones. Más allá de los resultados que pueda ofrecer la IA tienen que realizar siempre una evaluación completa para garantizar la equidad.
Las empresas deben establecer políticas y directrices éticas para el uso de la IA
Las empresas deben establecer políticas y directrices éticas para el uso de la IA. Procesos de supervisión claros que incluyan la revisión y la validación de las decisiones que toman los algoritmos. Solo de esta forma se puede garantizar que se mantiene la responsabilidad humana en la toma de decisiones y que no se delega por completo en la IA. Cuando hablamos de procesos de RRHH, la IA puede proporcionar recomendaciones o automatizar procesos, pero la decisión final siempre debe recaer en los profesionales formados para ello.
Cuando se aplica la Inteligencia Artificial en recursos humanos es imprescindible educar y sensibilizar a todas las personas que van a participar en el proceso. Es importante la formación y la concienciación sobre ética, y destinar a ello todos los recursos necesarios. Evaluaciones periódicas, análisis de los resultados o la supervisión continua son solo algunas medidas a tomar.
Es indudable que la Inteligencia Artificial ofrece enormes ventajas en el sector de los recursos humanos. La automatización de tareas ayuda a mejorar la toma de decisiones o permite personalizar la experiencia del empleado. Pero también presenta desafíos éticos y plantea retos como el de la privacidad o los sesgos. Es ahí donde los profesionales deben tener un papel crucial. Garantizar que la IA se usa de forma ética en recursos humanos es la única forma que tienen las empresas de aprovechar el potencial de la tecnología sin perder la confianza de empleados o candidatos.
