La geoeconomía nace a partir de una subdivisión de la geopolítica. Se trata de una herramienta que ayuda a tomar decisiones estratégicas a las naciones; evalúa las consecuencias, los riesgos y los beneficios que inciden en la economía, y la cultura de una nación a partir de factores geográficos, políticos y físicos.
Es la transformación de la rivalidad bélica en enfrentamientos económicos. Los países marcan su posición y definen sus políticas de expansión a través de esta disciplina que nace en el seno de la guerra fría a partir del enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética en un terreno más económico que militarista.
La evolución de un mercado global se está viendo afectada por la tendencia al alza que las políticas proteccionistas están viviendo en los últimos tiempos. En el decimonoveno informe de vigilancia de la Organización Mundial del Comercio se advierte de la duplicación de medidas restrictivas del comercio en las economías del G-20.
El aumento de los aranceles, los procedimientos aduaneros más estrictos o el establecimiento de impuestos y derechos de exportación son las principales medidas restrictivas que se han aplicado últimamente. Esto se debe a la intensificación de las tensiones entre diferentes países como la relación entre Estados Unidos y China.
Durante el mes de agosto de 2018, Estados Unidos impuso en dos fases aranceles a las exportaciones chinas por un valor de 50.000 millones de dólares
Se trata de una situación preocupante para la comunidad internacional. El director general de la OMC, Roberto Azevêdo, planteaba a partir del informe expuesto que la tendencia hacia mayores restricciones pone en peligro el crecimiento y la recuperación de los países.
Durante el mes de agosto de 2018, Estados Unidos impuso en dos fases aranceles a las exportaciones chinas por un valor de 50000 millones de dólares. La política exterior de la Administración Trump ha erigido a Estados Unidos como el principal país denunciante con un total de seis disputas en las instancias de la Organización Mundial del Comercio.
En muchas ocasiones, las tensiones que se originan van más allá de temas meramente económicos y se sitúan en el área del conflicto político. Este proceso produce un débil crecimiento de las cadenas globales de valor, reduce el progreso de la liberalización económica y eleva la incertidumbre en el mapa político global.
Desde el ascenso al poder de Donald Trump en Estados Unidos se ha producido un acrecentamiento de la incertidumbre global. Bajo una política hecha a golpe de decretos, la Administración estadounidense ha intensificado las tensiones con China, Alemania o México. Estas son tres de las muchas naciones que se han visto afectadas por el radical cambio que la política republicana ha producido en el exterior.
La política carente de diálogo que promueve Trump y las resistencias que presentan algunas potencias para acatar los dictámenes del líder estadounidense provocan la extensión del nerviosismo en diferentes puntos del planeta.
Sin embargo, en los últimos tiempos parece que la relajación del conflicto económico está siendo el principal objetivo de todas las naciones. Trump ha llegado a decir que ha construido una amistad con el presidente chino Xi Jinping. No obstante, esta relajación de las tensiones no debe obviar la tendencia a la reducción de préstamos bancarios entre países y el descenso de las inversiones directas.
El contexto de incertidumbre que rodea al mapa político global obliga a las naciones a replantear sus estrategias y a apostar por políticas proteccionistas, siendo el caso de Estados Unidos el ejemplo más destacado en este tipo de prácticas.
Aunque durante los dos últimos años se ha observado un avance de la economía mundial, procesos como el Brexit, el surgimiento de partidos populistas, la debilidad de la integración de los países de la Unión Europea o los fuertes flujos migratorios que afectan al sur de Europa y de Estados Unidos, plantean serias dudas para la estabilización del desarrollo económico global en el futuro.
Con la aplicación de las políticas proteccionistas, el crecimiento de la economía se producirá de manera más lenta. Si antes del año 2008 la economía crecía de media un 6,8%, la evolución a partir de ese mismo año hasta la actualidad se ve caracterizada por un descenso debido a la crisis económica, las políticas de austeridad y las recientes actuaciones en materia de proteccionismo. Además, el poder global ha cambiado ostensiblemente.
Países que antaño aparecían más en los márgenes del contexto político, como China, emergen con una fuerza contra la que algunas potencias más clásicas no pueden competir. En este mismo sentido, las economías occidentales no pueden generar el excedente necesario para que los sueldos de sus trabajadores aumenten y se traduzcan en una mejora en la calidad de vida.
La privatización económica, por ende, extrae el poder económico de las naciones hacia las empresas. Estas empresas, de carácter multinacional, obtienen el valor añadido que antiguamente correspondía a las naciones. Tampoco las familias pueden hacer frente a las deudas que siguen situándose en puntuaciones muy altas que no han disminuido desde hace diez años. Finalmente, el aumento de las tensiones entre las naciones indica que la cooperación ya no es la base sobre la funcionan las relaciones entre países.
Los decretos por los que apuesta la Administración Trump, las estrategias de protección que ponen en marcha los países que se ven atacados por la economía estadounidense o la coalición de nuevos nodos estratégicos (como la renovación de las relaciones entre Rusia y Cuba) nos advierten de una transformación más relevante de lo que se piensa. La geoeconomía y la geopolítica se transforman en un terreno tortuoso, complejo, en el que las estrategias de cada país repercuten directamente en los países de alrededor.
