En el proceso de transformación empresarial que estamos viviendo, donde las empresas se digitalizan, cambian roles y nos vemos inmersos en un seguimiento de tendencias y actualidad constante, una empresa debe ser ambiciosa y adaptarse mejorando sus sistemas de producción y asegurar la calidad de sus productos y servicios. En este juego cobran una importancia relevante las herramientas del Lean Six Sigma. Pero, ¿para qué sirven?
El propósito es alcanzar la excelencia operacional, y sus consecuencias son el incremento de la rentabilidad y la productividad de los procesos
Dependiendo de su ambición, Lean Six Sigma se puede implementar en fases. Existen tres tipos de ambición en procesos de mejora:
Es la excelencia operacional y que adoptan empresas de más alto nivel de acuerdo con la metodología Lean Sex Sigma de forma globalizada en toda la empresa, como una filosofía establecida.
Se caracteriza por una mejora selectiva dentro de la empresa. Se optimizan departamentos o procesos utilizando Lean Six Sigma sin que la alta dirección se involucre activamente, si no que son los propios departamentos quienes la propician.
Donde se contrata o capacita a personal para mejorar un número limitado de procesos mediante Lean Six Sigma.
Si sabemos cómo funciona el modelo de trabajo Lean Sigma, sabremos que su objetivo principal es conseguir que los resultados de los procesos estén dentro de los requisitos y expectativas del cliente. Reduciendo así los fallos o las variaciones en la entrega final de dichos procesos.
Se trata de eliminar los siguientes desperdicios:
Para que un proceso sea pues Lean Six Sigma, los fallos de entrega resultantes de un proceso deben ser como máximo 3,4 DMPO (acrónimo de Defectos por cada Millón De Oportunidades). Esto permite clasificar los procesos según su nivel calidad, o nivel de DPMO, asignándole un nivel de Sigma variable entre Cero y Seis, dependiendo de los defectos obtenidos.
Acrónimo formado por las siglas en inglés, y cada una de ellas corresponde a los siguientes pasos o etapas que se deben considerar para implementar esta metodología:
– Definir (Define): En primer lugar, es importante llevar a cabo una correcta determinación de los procesos que van a ser evaluados.
– Medir (Measure): Inmediatamente después está la fase de la medición y registro de los máximos datos posibles para evaluar la efectividad de los procesos.
– Analizar (Analyse): En tercer lugar, el estudio detallado de las estadísticas de la etapa anterior para conocer el estado de los procesos y extraer distintas conclusiones.
– Mejorar (Improve): esta fase supone la puesta en marcha de los procesos obtenidos según la etapa de análisis.
– Controlar (Control): Y por último, el examen u observación cuidadosa que sirve para la comprobación o verificación de los nuevos procesos.
Estas son las etapas claves para entender y resolver un problema. La implementación de este procedimiento, y su uso continuado en el tiempo, ayudarán a reducir y eliminar todas las causas que generan variabilidad o fallos en un proceso.
Corresponde con el análisis estadístico que evalúa los resultados de un proceso a nivel de rendimiento. Y como hemos explicado anteriormente puede estar en un intervalo de cero a seis. Dependiendo de los fallos obtenidos.
Esta herramienta se utiliza para preparar las gráficas de control que reflejan las capacidades mejoradas del proceso.
Es la herramienta utilizada para el análisis de las causas que originan un problema. De la misma manera que para el proceso DMAIC, el uso continuado de esta herramienta permite una mejora de la variabilidad o fallos de los procesos.
Fue creada en 1943 por el químico japonés Kaoru Ishikawa, de la que recibe su nombre. También conocida como diagrama fishbone o espina de pescado debido a la forma que acaba teniendo la gráfica, muy similar al esqueleto de un pez. También se denomina diagrama causa-efecto.
Es una herramienta muy sencilla, tan solo se debe formular la pregunta ¿por qué? a una consecución de acciones. De modo que un porqué llevará a otro, llegando al origen del problema, eliminando a lo largo del proceso todos aquellos detalles que no son relevantes.
El último de los porqués da la respuesta al problema.
El equivalente matemático del diagrama de dispersión. En análisis de regresión, se deriva en una ecuación para expresar la dependencia de una de las variables con una o más de ellas.
Esta herramienta se utiliza para definir cuáles son cada una de las partes implicadas en el proceso. De modo que se puede evaluar el impacto del proyecto de mejora en cada uno de ellas.
Las entrevistas, focus group, buzones de sugerencias y otras herramientas similares se utilizan para proporcionar datos sobre la representación de los requerimientos del cliente. Estos datos brutos se convierten en datos cualitativos y cuantitativos con el análisis de Kano.
Herramienta estadística que sirve para comparar diferentes muestras de datos determinando las posibles variaciones entre ellas. El resultado definirá si el proceso se está desviando o, por el contrario, sigue estable.
Estas son las 9 principales herramientas del lean Six Sigma que podemos utilizar para llevar a cabo la metodología.
No obstante, existen otra serie de técnicas y metodologías para el control de la calidad, como por ejemplo: SIPOC (este término se refiere a Proveedores, Entradas (Inputs), Proceso, Salida (Output) y Clientes), la matriz causa-efecto, plan de recolección de datos, gráfica de Pareto, a prueba de errores, gestión de proyectos, gestión visual o procedimientos operativos estándar (SOP), entre otras.
Por lo tanto, mejorar la gestión y los procesos depende de haber entendido todas y cada una de las herramientas anteriormente descritas, aplicarlas en el momento adecuado y tomar decisiones precisas y oportunas al respecto. Sin olvidar que la calidad de los procesos recae en el diseño de los mismos.