La innovación es la llave para conseguir soluciones a los grandes retos que afectan a la Humanidad, como el cambio climático, el envejecimiento de población, la escasez de alimentos y un largo etcétera. Además, también es la vía para que las empresas consigan ser más competitivas, lo que les permite diferenciarse en el mercado y generar más negocio y riqueza. En definitiva, la innovación funciona como una palanca de progreso y bienestar.
Como bien alertaba el exPresidente del BCE Mario Draghi el pasado septiembre durante la presentación de su informe ante el Parlamento Europeo, Europa se enfrenta a una crisis de competitividad. Señala Draghi que el mundo está sometido a cambios dramáticos: el comercio mundial está en desaceleración, el equilibrio geopolítico se está fracturando y el cambio tecnológico se acelera mientras solo 4 de las 50 grandes empresas tecnológicas son europeas. La innovación es la primera de las tres grandes claves apuntadas por Draghi para afrontar esta situación y, en su opinión, “estamos fallando en traducir las ideas en éxitos comerciales”.
Innovar no es más que transformar nuevas ideas en negocio. Consiste en aplicar nuevo conocimiento para desarrollar tecnologías que puedan llevar nuevos productos y servicios al mercado. En su concepto más amplio, innovar no es más que hacer algo nuevo o de manera diferente, pero la innovación tecnológica consiste en aplicar nuevo conocimiento para desarrollar nuevos productos y servicios, nuevas maneras de producirlos o prestarlos de forma más eficiente, eficaz o sostenible que los hagan triunfar en el mercado frente a otros productos/servicios similares.
Entrevista a Beltrán Perez y Fabián Varas, Presidente y Director Técnico de CTA – 3 Congreso APD Innovación
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Vivimos en la Era de la tecnología y es necesario adaptarse y posicionarse en este entorno: la digitalización está transformado todos los sectores económicos a un ritmo vertiginoso. Continuamente aparecen nuevas tecnologías que denominamos disruptivas por su capacidad de revolucionar o dar un giro completamente nuevo a determinadas actividades o sectores económicos: blockchain, Big Data, sensórica, robótica, drones o IoT son algunas de las tecnologías que están transformando desde la forma de cultivar los campos hasta el concepto tradicional de fábrica industrial, pasando por la manera de comerciar o incluso de hacer turismo o consumir la cultura. Asimismo, se acercan otras tecnologías que supondrán nuevos saltos revolucionarios como el Edge Computing o la Computación Cuántica, que expandirá exponencialmente la capacidad de la informática.
La agricultura de precisión, la Industria 5.0 o fábrica conectada, el turismo inteligente, las smart cities, el eHealth o salud digital y la medicina preventiva, la transformación energética, los alimentos funcionales o la bioeconomía circular, son algunas de las áreas de innovación que están cambiando a un ritmo veloz prácticamente todas las parcelas de nuestro sistema productivo. Hay que adaptarse, posicionarse y seguir siendo competitivos. Para ello, la solución no es un arranque momentáneo, sino una estrategia de innovación constante y planificada, pero sobre todo colaborativa; es decir, abierta a la cooperación con todo el ecosistema de innovación que nos rodea: el mundo científico, otras empresas complementarias de diferentes tamaños y sectores o el sector público.
El impacto de la innovación tecnológica en la empresa se traduce en una mejora de productividad, ventas, exportaciones, impacto medioambiental y también impactos intangibles como capital intelectual e impacto positivo en su imagen de marca, posicionamiento y atractivo como entidad empleadora.
Así lo confirma la experiencia que tenemos en CTA (Corporación Tecnológica de Andalucía) como clúster de innovación. El 90% de las empresas que han participado en proyectos financiados por CTA afirma que le ha ayudado a ser más competitiva. Por otra parte, también hemos comprobado que ese esfuerzo de las empresas en innovación se traduce en riqueza y oportunidad de progreso de la economía y sociedad en la que operan. CTA encargó a PWC un informe de medición de la “Contribución de CTA al ecosistema andaluz de la I+D+i y su impacto sobre la economía regional”. Este informe demuestra que el impacto total atribuible a CTA tanto por el resultado de los proyectos de I+D+i financiados asciende a más de 1.500 M€ de PIB y 31.000 empleos en la economía andaluza entre 2005 y 2022. Además, por cada euro aportado por la Junta de Andalucía a CTA, la Hacienda Pública recauda, solo por la comercialización de estos productos y servicios, 4€ adicionales en impuestos y cotizaciones sociales.
Por lo tanto, la innovación tecnológica es sin duda un motor económico que genera riqueza y empleo. Es vital para Andalucía, España y Europa acelerar el esfuerzo en innovación para no seguir perdiendo competitividad. El paso más urgente es acercar cada vez a un mayor número de empresas a una estrategia de innovación colaborativa que les permita incorporar los avances tecnológicos para mantener y mejorar su competitividad.
